¡APÚRATE!
“Los ángeles insistieron […]: ¡Apúrate!” (Gén. 19: 15).
“Apúrate”. Esta no es una simple palabra, es un estilo de vida.
Estoy segura de que la mayoría de las personas que están leyendo estas palabras se sentirán identificadas conmigo, cuando afirmo que el apresuramiento es un estilo de vida.
Si te pareces a mí, tratas de hacer dos o tres cosas a la vez, y lograr todo lo que sea posible en el menor tiempo posible. Te aseguras de realizar varias tareas en diez minutos, para no desperdiciar ni un minuto. Para ahorrar tiempo, siempre haces varias cosas simultáneamente. Con la mano derecha te arreglas el cabello, con el brazo izquierdo intentas vestirte, mientras que el pie derecho está buscando un zapato. Pero en realidad, nuestra mente no está pensando en lo que hace nuestro brazo derecho o izquierdo, ni en cómo mantener el equilibrio, porque mientras ocurren todas estas acciones estamos pensando en cuánto dinero sacaremos del cajero automático y cuál sería el mejor momento para visitar a una amiga que está enferma. Este es el estilo de vida del “apuro”.
Hay días y semanas en los que sentimos que, si no nos apuramos, seremos atropellados, quién sabe dónde o de qué manera, y para evitar esto, quitamos tiempo a las otras cosas que llamamos “irrelevantes”, para tener suficiente tiempo en el cual realizar todos nuestros planes.
Hemos perdido muchas “horas”: la hora de descansar, la hora de socializar, la hora de recrearnos, la hora de reflexionar, y peor aún, la hora de estar a solas con Dios.
Cada vez que salimos de una “crisis de tiempo”, pensamos que mañana será mejor, que la semana que viene tendremos más tiempo libre, que el mes que viene será más tranquilo. Estas son ilusiones, porque mañana, la semana que viene o el mes que viene pasarán con otra cantidad de asuntos a tratar.
Hay un versículo bíblico que me da mucho alivio. Se encuentra en 2 Pedro 3: 8: “Pero no olviden, queridos hermanos, que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día”. Esto me dice cómo medir el tiempo, y que la manera en que vivo mi tiempo es terrenal; que en el cielo disfrutaré del tiempo, no como algo dañino sino como un deleite.
Te invito a desacelerar, a permitir que tu alma se calme y a prepararte para pasar el resto de tu tiempo en el cielo.
SUSANA SCHULZ