LO QUE JESÚS ESPERA DE NOSOTROS (1ra. Parte)
«Otra vez os digo que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios» (Mateo 19: 24).
ESTAS PALABRAS fueron dichas por Jesús, después que el joven rico se había retirado triste, porque tenía muchas posesiones. Jesús dijo a sus discípulos: «De cierto os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos» (Mateo 19: 2: 3).
Hay tres expresiones de Jesús que son similares en Mateo 19: «Si quieres entrar en la vida» (vers. 17), «Ven, sígueme» (vers. 21), y «Entrar […] en el reino de Dios» (vers. 24). El mensaje central aquí es entrar en el reino. Es necesario dejarlo todo, desprenderse de todo lo que nos separa de Dios, no estar divididos frente a Dios. Jesús no estaba hablando de un programa social o económico, sino de ser salvos en Cristo. Mateo emplea 51 veces la frase griega basileia tou theou para referirse al «reino de Dios» o «reino de los cielos». El judaísmo contemporáneo de Jesús hablaba del reino de Dios que se establecería en el futuro. Esperaban la venida del Mesías como una realidad inminente.
La audiencia era judía, y Mateo también fue un judío que hablaba griego y se había convertido a la fe cristiana. Los judíos del tiempo de Jesús tenían la idea de que tener riquezas era una prueba del favor de Dios, y de que los ricos podían ganar el favor de Dios haciendo beneficencia con sus riquezas. Por otro lado, el animal más grande que conocían los judíos era el camello. También era conocido para ellos el ojo de una aguja. Conocían tanto las agujas de coser más pequeñas como las puertas que tenían las ciudades amuralladas, donde había una principal para que pasara el tránsito del comercio. Cuando esta se cerraba, quedaba abierta una pequeña a un lado, para emergencias, a la que llamaban «ojo de aguja».
Para entrar en el reino, es necesario poner a Dios en primer lugar y darle nuestro corazón sin condiciones. Oremos para que esto suceda en nuestra experiencia personal.