JUSTICIA
El alma que pecare, esa morirá. Ezequiel 18:4.
Los hijos de Coré compusieron algunos de los salmos más apreciados por los hebreos y los cristianos. Uno de esos salmos contiene una declaración de fe inconmovible: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar” (Sal. 46:1, 2).
¿Por qué en vez de registrar los nombres de estos salmistas, la Biblia se refiere a su padre Coré? ¿Quién fue Coré?
Coré fue un disidente que fue tragado por la tierra. Era primo de Moisés y Aarón, y junto con Darán y Abiram, de la tribu de Rubén, organizó “la rebelión de los incensarios” durante el éxodo. Coré aspiraba al sacerdocio. Él también era levita, por lo que se consideraba digno del sagrado cargo, y quiso tomarlo.
Coré descendía de Coat, hijo de Leví (ver 1 Crón. 6:22). Los coatitas ya gozaban de un gran privilegio: portar el arca del pacto. La Escritura dice: “Cuando acaben Aarón y sus hijos de cubrir el santuario y todos los utensilios del santuario, cuando haya de mudarse el campamento, vendrán después de ello los hijos de Coat para llevarlos; pero no tocarán cosa santa, no sea que mueran. Estas serán las cargas de los hijos de Coat en el tabernáculo de reunión” (Núm. 4:15).
Solo Aarón y sus descendientes, quienes provenían también de Coat, fueron llamados al sacerdocio. Dios ordenó: “Harás llegar delante de ti a Aarón tu hermano, ya sus hijos consigo, de entre los hijos de Israel, para que sean mis sacerdotes” (Éxo. 28:1).
Aunque sabía que no tenía derecho al sacerdocio, Coré levantó contra sus primos a un grupo de levitas y al pueblo. Coré, Darán y Abiram no se arrepintieron de sus propósitos, y junto con sus familias fueron castigados. Se los tragó la tierra, y los 250 hombres que portaban incensarios sin derecho fueron quemados. Pero el Juez justo no castigó a todos, preservó la vida de los piadosos. Por eso tenemos los salmos de los hijos de Coré. Oh sí, nuestro Dios no castiga la maldad de los padres en los hijos. Él afirma: “El alma que pecare, esa morirá. Y el hombre que fuere justo, e hiciere según el derecho y la justicia… este vivirá, dice Jehová el Señor” (Eze. 18:4, 5,9).
Que tu fe te mantenga firme, aunque otros flaqueen.