Aunque el Señor me mate, yo en él confió (Job 13:15).
LAS ESCRITURAS PRESENTAN CASOS EXTREMOS y únicos en la historia humana. Por dar un ejemplo, Abraham fue un caso extremo y único. Fue el único hombre que sufrió la terrible prueba, por mandato divino, de sacrificar a su hijo. Dios lo detuvo un instante antes de que completara su acción, pero la angustia que sufrió Abraham, nadie más la sufrió en esta tierra.
Job también es un caso extremo y único. En un solo día aparecieron diez sus hijos y perdieron todas las riquezas que poseía. Trato de imaginarme lo terrible que debe haber sido para este fiel hijo de Dios soportar que su gran familia se redujera a su matrimonio, y que, acostumbrado al bienestar económico, sin tiempo para adaptarse, de un día para otro se encontrara en total pobreza. La prueba de Job fue tremenda y única.
Pero lo más llamativo de la vida de este gran hombre no fue su gran pérdida, sino su fidelidad y lealtad a Dios, luego de haber perdido todo lo que tenía. Job se sintió abatido, humillado y deprimido, entonces se preguntó: «¿Por qué no morí dentro de su vientre, o al momento mismo de nacer?» (Job 3: 11). Así mostro la terrible angustia que estaba padeciendo. Sin embargo, aun así, este patriarca nunca renunció a su fe.
Si alguna vez pasa por una prueba en la que tus sentimientos se parecen a los de Job, Elena G. White te alienta: «Cuando la depresión se apodera del alma, eso no es evidencia de que Dios haya cambiado. Él es “el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”. Es posible estar seguro del favor de Dios cuando se es capaz de sentir los rayos del Sol de justicia; pero si las nubes envuelven su alma, no debemos creer que hemos sido abandonados. La fe debe atravesar las tinieblas. El ojo debe estar fijo en Dios, y todo nuestro ser se llenará de luz. Hay que tener siempre ante la mente las riquezas de la gracia de Cristo. Atesoremos las lecciones que proporciona su amor. Que nuestra fe sea como la de Job, para que podamos decir: “Aunque él me matare, en él esperaré”» ( Mente, carácter y personalidad , t. 2, p. 514).
El ejemplo de Job es como una bandera en alto en medio de una batalla, ya que si el pecado, el dolor o la tragedia golpean a nuestra vida, la fe de este patriarca nos anima a seguir tomados de la mano de Jesús.