MUJERES JUNTO A LA TUMBA
EL PODER INTERIOR
Y María Magdalena y María madre de José miraban dónde lo ponían. Marcos 15:47
“Con suavidad y reverencia, bajaron con sus propias manos el cuerpo de Jesús… José poseía una tumba nueva, tallada en una roca. Se la estaba reservando para sí mismo, pero estaba cerca del Calvario, y ahora la preparó para Jesús… Allí, los tres discípulos enderezaron los miembros heridos y cruzaron las manos magulladas sobre el pecho sin vida. Las mujeres galileas vinieron para ver si se había hecho todo lo que podía hacerse por el cuerpo muerto de su amado Maestro. Luego vieron cómo se hacía rodar la pesada piedra contra la entrada de la tumba, y el Salvador fue dejado en el descanso. Las mujeres fueron las últimas que quedaron al lado de la cruz, y las últimas que quedaron al lado de la tumba de Cristo. Mientras las sombras vespertinas iban cayendo, María Magdalena y las otras Marías permanecían al lado del lugar donde descansaba su Señor derramando lágrimas de pesar por la suerte de Aquel a quien amaban” –DTG, 718, 719.
¿Por qué las mujeres fueron las últimas que quedaron al lado de la cruz? ¿Dónde estaban casi todos los hombres? Escondidos. ¿Por qué aquellas mujeres no abandonaron en ningún momento a Jesús? Porque el amor fue más fuerte que el temor.
Los hombres son más protagonistas que las mujeres en la lucha por el poder político; por eso, tienen más que perder. Por eso también se cuidan, y también temen. Pero el poder humano, así como la fuerza física, es limitado. Las mujeres de Galilea, que miraban a Jesús de lejos (Marcos 15:40), no tenían miedo de perder la reputación o la consideración de su nombre para alguna posición de poder y privilegio. Ellas, en realidad, valían poco para los hombres. Ya lo habían perdido todo… hasta que llegó Jesús, el Hijo del Hombre. Por él estaban dispuestas a darlo todo. Lo amaban. Por eso eran interiormente libres. Jesús fue en ellas poder interior. Como eran libres, no temieron.
¡Cuánta fuerza anida en el corazón de una mujer que ama! ¡Cuánto poder para enfrentar las fatigas de la vida, el desprecio de los hombres, el desafío de criar hijos sanos!
La fe y el amor que brillan en tu corazón son la fuerza interior más poderosa del mundo. –FB