Sabado 2 de febrero – SALVACIÓN – Devocion Matutina para Jóvenes

SALVACIÓN

El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Lucas 19:10.  

En 1925, Percy Harrison Fawcett desapareció en el Mato Grosso, Brasil, mientras buscaba una supuesta ciudad perdida custodiada por gigantescas serpientes. Fawcett la llamó Z, para no dar pistas a quienes pretendieran adelantársele. Con Fawcett también desaparecieron su hijo Jack y Raleigh Rimmel. Varias expediciones han salido en su búsqueda, pero no los han hallado, y más de un centenar de personas ha muerto en el intento.

A partir de cartas y manuscritos recopilados, su hijo Brian escribió el relato A través de la selva amazónica, en el que narra las aventuras de Fawcett con arañas monstruosas, anacondas y vampiros.

Otro célebre desaparecido es Andrew Irvine, compañero del británico George Herbert Leigh Mallory, quienes desaparecieron en junio de 1924 en la cara noreste del Everest. A Mallory lo encontraron en 1999, congelado, pero aún no se ha podido hallar el cuerpo de Irvine, ni la cámara donde podría estar la prueba fotográfica de que alcanzaron la cima antes de caer, como sostienen algunos. Si esto fuese cierto, el neozelandés Edmund Hillary y el sherpa Tenzing Norgay pasarían a ser los segundos en subir al Everest.

Si las aventuras de estos hombres son apasionantes, igual de apasionantes son las peripecias de quienes los han buscado.

Hace mucho tiempo, la humanidad se perdió en los pantanos del pecado. Presa de una serpiente que hablaba, Adán y Eva cayeron víctima de sus malas decisiones. Pero Dios envió un expedicionario a rescatarla, a su Hijo amado, quien luchó contra la serpiente antigua. Y corrió la sangre. El Salvador fue clavado en una cruz y luego sepultado bajo toneladas de roca. Y cuando parecía que todo estaba perdido, se levantó vivo y triunfador sobre sus enemigos. El hombre había sido rescatado.

Muy pronto, el rescate quedará consumado. Todo el que así lo desee, viajará con él a la ciudad de oro y perlas, palacios de marfil y frutas que preservan la inmortalidad.

Tú también estabas perdido en la jungla del pecado. ¿Quieres ir con tu Salvador a las mansiones eternas?

Radio Adventista

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