Sabado 1º de Julio del 2017 – DULCE ORACION – Devoción matutina para la mujer

DULCE ORACION

“Está mi alma apegada a ti; tu diestra me ha sostenido” (Sal. 63:8).

Cuando llega el verano, hay una sola cosa que viene a nuestras mentes: ¡vacaciones!

Pueden ser en la montaña, en la playa o en el bosque. Hacemos planes, separamos fechas, y nos entusiasmamos porque podremos darnos un respiro, de los estudios o del trabajo, para relajarnos y disfrutar de un tiempo valiosísimo para nosotras. Podemos olvidarnos del estrés.

Pero, en medio de todas esas planificaciones vacacionales, a veces olvidamos que Dios desea que tengamos una vacación diaria. Dios conoce nuestras necesidades, y nos ha provisto de un escape “vacacional” diario. Durante esos dulces momentos de comunión a través de la oración, él está tan cerca de nosotros que podemos entregarle nuestras cargas y descansar en él.

Cada día, podemos dedicar un tiempo exclusivo para olvidarnos de las tareas que debemos realizar. Podemos dejar de lado el trabajo que se apila sobre nuestro escritorio, y simplemente entrar en comunión con Dios. Durante ese tiempo de íntimo compañerismo, podemos alejarnos del ruido y las preocupaciones que nos rodean. Dios está ahí día tras día, esperándonos para dar a nuestros corazones y mentes un descanso. La oración es ese momento especial en que él se “sienta” con nosotras, para conversar cada mañana. En ese momento, nos da su paz y amor. Es en ese dulce intervalo de oración cuando podemos derramar nuestros corazones ante Dios, para que nos llene de su Espíritu y nos asegure que tenemos su misericordia y su gracia.

Dios nos concede la oportunidad de disfrutar de esos momentos especiales con él cada día. Él sabe que necesitamos ayuda para hacer nuestras tareas. Sabe que algunos días, simplemente necesitamos que alguien nos escuche. Para eso nos concede la oración: para que podamos llevarle nuestras cargas. Él es el único capaz de cargar todo el universo sobre sus hombros, y aun así cuidar de cada persona como si fuera la única que existiera.

¡Es tan dulce sentir la paz de Dios que llena nuestras almas al orar! Aunque no lo podemos ver cara a cara, esos momentos de oración con él nos otorgan una vacación diaria de este mundo. Minivacaciones matutinas, durante las cuales podemos experimentar revitalización y renovación; y en el proceso, tener un atisbo del cielo.

YVíta Antonette Villatona Bacchus

Radio Adventista

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