EDUARDO GRIEG
Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar. Proverbios 3:6.
A los quince años de edad, Eduardo Grieg se encaminaba a su casa silbando, después de una excursión efectuada a pie. De repente, se escuchó el ruido característico del galopar de un caballo, proveniente del valle. Al asomarse, Eduardo vio a un extraño jinete que montaba un caballo árabe. El hombre se acercó lentamente al joven y le preguntó:
-¿Me podrías decir dónde queda Landaas? Pertenece a la familia Grieg. -Claro que sí. Me dirijo hacia allá. Mi nombre es Eduardo Grieg.
-Y yo soy Ole Bull.
-¿El violinista?
-En persona -le respondió sonriente el extraño-. Conocí a tus padres hace muchos años. Ahora que vivo cerca de aquí, quisiera volver a verlos.
Eduardo sintió que se le iba a saltar el corazón de emoción. Había escuchado historias acerca de Ole Bull durante toda su vida, y de sus maravillosas giras artísticas por Europa y América. El hecho de tener a su héroe aquí, y en persona, era más de lo que podía esperar y desear.
Tras una hora de conversación y coloquio musical en casa, la Sra. Grieg observó:
-Eduardo ha hecho algunas pequeñas composiciones propias. -Escuchemos una de ellas -sugirió Ole Bull.
Un tanto avergonzado, Eduardo tocó sus “Variaciones sobre una melodía alemana para piano”.
-¡Muy bien! -aplaudió Ole- Tienes originalidad. ¿Te gustaría ser un músico?
-¡Me encantaría!
-No le prestes atención -se disculpó su padre-. Los niños a esa edad creen que pueden llegar a ser cualquier cosa. Sin ir tan lejos, ¡tan solo ayer decía que iba a ser obispo!
La familia rió de buena gana. Pero Eduardo estaba completamente seguro de que sería un músico, y así fue.
¿Sabes cuál es el plan que Dios tiene para tu vida? Es una obra que nadie más puede realizar por ti. ¿Estás orando para que el Señor te guíe y se cumpla ese plan?