KYLE ROTE, HIJO
Aléjense de toda clase de mal. 1 Tesalonicenses 5:22.
A los 19 años de edad, Kyle Rote ya era un jugador clave en el equipo de fútbol americano de la Universidad Estatal de Oklahoma la noche cuando, junto con su amigo Henry Davis, fueron arrestados por la policía de Stillwater.
-¡Oh, no! -se quejó Kyle al ver las luces intermitentes de color azul y rojo por el espejo retrovisor.
Condujo el automóvil a un lado del camino y buscó su licencia.
-¡Muy bien, jóvenes! ¡Salgan del automóvil! ¡Quedan arrestados! -les ordenó el oficial de policía.
-¿De qué se trata, oficial? -preguntó Kyle.
-No hemos cometido ninguna infracción -dijo Henry.
-Habrá suficiente tiempo para explicaciones en la jefatura -respondió uno de los oficiales.
Al llegar a la jefatura, se les informó que existían suficientes evidencias de que el vehículo que conducían había sido usado en varios robos.
-Usted conduce el vehículo, por lo tanto, es uno de los sospechosos. -Ni siquiera es nuestro el automóvil. Lo pedimos prestado para venir al centro a comprar una hamburguesa. Se lo aseguro, nunca he robado cosa alguna. ¡No somos ladrones!
-¡Todos dicen lo mismo! -rió el oficial-, ¿Quién es su amigo, el dueño del automóvil?
En esas circunstancias, capturaron a tres de los ladrones reales involucrados en diferentes robos.
-Kyle Rote es nuestro líder -mintieron los ladrones, con la esperanza de que al mencionar el nombre de una estrella del deporte se cancelaría el incidente.
Kyle estaba metido en un problema muy serio, y se necesitó mucho tiempo y esfuerzo para aclararlo todo. Aun después de que los periódicos publicaron la verdad, mucha gente todavía dudaba de si Kyle y Henry participaron o no en aquel delito. Al año siguiente, Kyle y Henry tuvieron que cambiarse de escuela, a fin de mantener su registro limpio. Puedes estar seguro de que en adelante fueron mucho más cuidadosos en la elección de sus amistades.
Kyle y Henry aprendieron que no es suficiente abstenerse de la maldad. Debemos evitar toda apariencia de mal. Nos agrade o no, la gente nos juzgará por las amistades que frecuentamos y las apariencias que saltan a la vista. Aunque sea un error juzgar de este modo, así sucede. Por lo tanto, “aléjense de toda clase (y apariencia) de mal”.