GOMER POR FIN ME CONOCERÁS
Te haré mi esposa para siempre, mostrándote rectitud y justicia, amor inagotable y compasión. Te seré fiel y te haré mía y por fin me conocerás como el Señor. Oseas 2:19, 20 (NTV).
Como mujer, leer el libro de Oseas me resulta difícil. Este libro narra una de las historias más desgarradoras de la Biblia. Gomer es una prostituta que exhibe su debilidad moral una y otra vez. De alguna forma siento que ella representa la debilidad de la mujer a través de los tiempos: falta de respeto por ella misma, incapacidad de superar heridas emocionales, debilidad de carácter, y una dignidad propia muy golpeada.
Sin embargo, al leer el libro con oración y en contexto, descubrimos otro ángulo: Gomer no es la protagonista de la historia. El protagonista principal es un Dios que con todo su ser y desde el fondo de su misma esencia desea ser amado. “Te seré fiel y te haré mía y por fin me conocerás como el Señor” (Oseas 2:20, NTV).
Utilizar el matrimonio como metáfora para representar el amor de Dios por Israel y por su iglesia es frecuente en la Biblia. En Isaías, en los salmos, en los Evangelios y en el Apocalipsis Dios usa esta metáfora, aunque no de forma tan descarnada como en la historia de Oseas, el profeta, y Gomer, la prostituta.
De Gomer y de su historia aprendo que el Dios de Gomer es mi Dios, el Amigo que me despierta cada mañana, susurrándome al oído que me ama y que soy suya; el Creador y Salvador que se ha entregado por mí y que anhela que me entregue a él; el Dios eterno de mis antepasados que desea ser mi Dios personal e intransferible.
Y entonces me doy cuenta de que, como Gomer, me cuesta aceptar este amor tan inmenso. Me cuesta dejarme amar por este Dios tan apabullante, tan maravilloso. Quizá porque, para dejarse amar, como Gomer, hay que tocar fondo y perder el miedo a entregarse por completo.
Es mi oración que hoy permitamos que ese Dios íntimo llene nuestra vida con su presencia sanadora. Que su amor excéntrico y apabullante sane nuestras heridas y nos dé fuerzas para desplegar las alas y alcanzar nuestros sueños, a su lado. —AP