Sábado 16 de Febrero – FUEGO DEL CIELO – Devocion Matutina para Adultos

FUEGO DEL CIELO

“Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?” (Lucas 9:54).

Pocos meses antes de la crucifixión. Jesús y sus discípulos estaban atravesando el territorio montañoso de Samaria. Por ser casi, de noche, intentaron dormir en la ciudad, pero fueron rechazados por los habitantes de la localidad. La reacción de los moradores fue motivada por el fuerte clima de tensión existente entre judíos y samaritanos

Aquel era un conflicto antiguo. Los judíos decían que los samaritanos se habían mezclado con otros pueblos y que habían perdido su linaje como fieles. Era un insulto para un judío ser llamado “samaritano” (Juan 8:48; 4:9).

A partir de este contexto se hace más fácil entender la reacción de los discípulos cuando supieron que su pedido de hospitalidad había sido denegado. En aquel momento entran en escena los “hijos del trueno”: “¿Quieres que mandemos descender fuego del cielo para matarlos?”

Lo más impresionante es el contraste entre la actitud de los discípulos y la visión de Jesús. Tal vez ellos pensaran que con una demostración de poder tan impresionante el mensaje del evangelio podría crear un impactó y ser anunciado rápidamente. Los dos apóstoles estaban dispuestos a sacrificar la vida de los moradores de la población para defender o hacer avanzar el evangelio. Pero Jesús los reprendió.

Más tarde, los discípulos escucharon que Samaria había aceptado’el evangelio (Hech. 8:14), y ¿quiénes fueron enviados para ayudarlas? Pedro y Juan. Allá estaba Juan, otra vez, entre los samaritanos. Solo allí él entendió que el propósito de Dios no era destruir, sino salvar a aquel pueblo. Jesús decidió no enviar una lluvia de fuego del cielo sobre ellos, sino la lluvia del Espíritu Santo. ¿Qué debió haber pasado por la mente de Juan cuando vio a aquel pueblo, que él estuvo a punto de destruir, alegrándose en la salvación? ¡Cuán agradecido debió haber estado a Jesús por no haberle permitido llevar adelante sus planes!

¡Qué tremendo contraste entre la visión del hombre y la de Dios! La actitud humana habría llevado a la destrucción a una población entera. Sin embargo, el plan de Dios era darles salvación a todos ellos. Las personas siempre serán mucho más beneficiadas por lo que Dios quiere darles que por lo que nosotros queremos hacer.

Radio Adventista

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