14 DE MARZO
3.14
“Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!” (Apocalipsis 3:14,75).
Si lees 3,14159265358979323846, ¿en qué piensas? No necesitas ser doctor en Matemáticas para comprender que estamos hablando del número P¡. El 14 de marzo es el día de Pi, según lo propuesto por el físico Larry Shaw, de San Francisco, ya que, en el formato estadounidense para las fechas, el 14 de marzo se escribe 3-14.
Sobre este número se tejieron teorías y supersticiones, la mayoría muy alejadas de la realidad. Algunos se aventuraron a decir que Pi es el número de Dios, porque Éxodo 3:14 dice: “Yo Soy el que soy”.
¿Qué te parece si jugamos con el número PI y revisamos las referencias 3:14 del primero y del último libro de la Biblia? Recuerda que las divisiones en capítulos y versículos no son divinamente inspiradas; así que usaremos estos dos versículos solamente de manera didáctica (y hasta lúdica).
El 3:14 de Génesis menciona la entrada del pecado a este planeta y sus fatales consecuencias: “Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida”. En el 3:14 de Apocalipsis, el pecado ya entró en nuestras vidas, y conlleva letales resultados.
Pero los versículos siguientes nos brindan esperanza y un futuro prometedor. Génesis 3:15 anticipa el final del conflicto cósmico: Satanás nos herirá en el talón, y la iglesia triunfante lo herirá en su cabeza. Apocalipsis 3:15 al 19 describe nuestra triste condición de tibieza espiritual, pero se brinda una admirable solución: “Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete”.
Hoy puede ser un día histórico. Acepta las soluciones divinas para el problema del pecado. Acércate a Jesús y ten comunión con él.
“Al alcance de todo aquel que tiene fe verdadera hay grandes posibilidades, logros elevados y santos. ¿No ungiremos nuestros ojos con el colirio celestial a fin de poder discernir las cosas maravillosas colocadas delante de nosotros? ¿Por qué no avanzamos hacia adelante y hacia arriba, con fervorosa perseverancia, cumpliendo esta oración del Señor, a fin de alcanzar la norma de la santidad?” (Elena de White, Alza tus ojos, p. 97).