Sabado 13 de Junio – LA MUJER QUE CREE – Devocion Matutina para Damas

LA MUJER QUE CREE

«Jesús le dijo: “¿Cómo que “si puedes”? ¡Todo es posible para el que cree!”» (Mar. 9:23).

María respiraba, pero no abría los ojos y su cuerpo estaba paralizado. Mientras ella yacía sobre la hamaca, Gabriel se iba a su milpa a orar por dos milagros: salud para su esposa y volver a verla sonreír. Un día, mientras oraba, sintió una voz que le decía: «Gabriel, tu esposa no morirá». Días después, María se incorporó en la hamaca y le dijo con voz débil:

-Quiero comer elotes de tu milpa.

¿De dónde iba a sacar Gabriel elotes para su esposa? Todavía no había elotes maduros, pues aún faltaba para la cosecha. Pero sintiéndose feliz de verla tan recuperada, le dijo:

-Sí, amor, mañana iré a buscar elotes para que comas.

Durante la noche, Gabriel no dejó de orar: «Señor, necesito un favor tuyo; que mañana envíes elotes a la milpa. María quiere comer elotes y yo sé que no hay». Gabriel estaba convencido de que Dios podía proveer elotes aun fuera de temporada. A la mañana siguiente, salió hacia la milpa y, al llegar, cerró los ojos y se arrodilló a orar. Cuando terminó, vio aquellas mazorcas: ¡¡¡veintisiete elotes maduros, listos para comer!!! Dios es grande, amiga. Es autor de cosas imposibles. María comió, ese día, elotes de la milpa de Dios. Luego le dijo a Gabriel:

-Si hoy muero, me voy tranquila, pues ya comí de la cosecha de tu milpa.

—María, no morirás -afirmó Gabriel, pleno de confianza en Dios.

La certeza que Dios dio a María y a Gabriel en su momento de prueba es la misma que quiere darte hoy a ti. Aunque estés anhelando una respuesta que aún no ves; aunque sientas que la prueba es demasiado dura, Dios quiere darte la certeza de que está a tu lado. Por su parte, espera que seas una mujer que cree en él, que pueda decir: «Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? […] ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro o espada? […] Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús» (Rom. 8:31-39, RV95).

Radio Adventista

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