- Lo he jurado por mí mismo; de mi boca ha salido esta palabra de justicia, y no será revocada; Ante mí se doblará toda rodilla, y ante mi toda lengua jurará (Isaías 45:23).
SI BIEN LA BIBLIA NO DA UNA LEY o mandamiento sobre la postura corporal cuando nos dirigimos a Dios en oración, en numerosas ocasiones las Escrituras muestran el ejemplo de algunos hombres hablando con Dios de rodillas o postrados. Algunos de ellos son Esdras (Esd. 9:5), Jesús (Luc. 22:41) y Pablo (Efe. 3:14).
Pero, aunque la Biblia no de alguna ordenanza sobre la posición corporal al orar, es necesario reconocer que la posición de rodillas denota una actitud espiritual de adoración. En el plano humano, en condiciones normales, jamás conversaríamos con alguien inclinado sobre nuestras rodillas. Podemos conversar parados, sentados, acostados, caminando, pero nunca lo haremos de rodillas.
Esta actitud demuestra entrega, respeto, reverencia y sumisión. En el plano espiritual, implica un reconocimiento de superioridad del Creador sobre la criatura, demuestra quién es el adorador y quién el Adorado.
Lo notable del pasaje de Isaías es que Dios habla de una adoración universal, y cuando dice: «Ante mí se doblará toda la rodilla», está diciendo que todas las rodillas creadas por él, se inclinarán para reconocer su soberanía. Esto es fascinante ya la vez maravillosa. ¿Te imaginas a aquellos que han perseguido al pueblo de Dios y que se han opuesto a su causa durante toda su vida, inclinándose ante nuestro Padre? ¿Puedes imaginarte a los demonios, que durante miles de años han empleado sus fuerzas y su inteligencia en contra del gobierno divino, doblando sus rodillas ante Dios?
Elena G. White, en una visión deslumbrante, abre ante nosotros una escena del futuro que muestra el cumplimiento de esta profecía. Luego que la Nueva Jerusalén descienda a la tierra y los impíos resucitados rodeen la santa ciudad, como en vista panorámica se proyectarán en el cielo los momentos finales de la vida de Jesús. Al ver el archienemigo que su obra de engaño ha sido desenmascarada, se nos dice: «Satanás ve que su rebelión voluntaria le incapacitó para el cielo. Ejerció su poder guerreando contra Dios; la pureza, la paz y la armonía del cielo serán para él suprema tortura. Sus alegaciones contra la misericordia y la justicia de Dios están ya acalladas. Los vituperios que procuro lanzar contra Jehová recae enteramente sobre él. Y ahora Satanás se inclina y reconoce la justicia de su sentencia» (El conflicto de los siglos , pág. 728, énfasis añadido).
Que nada sea tan importante en tu vida de quitarte el precioso momento de orar de rodillas con nuestro Creador.