PAGADO POR COMPLETO
“Ya conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que aunque era rico, por causa de ustedes se hizo pobre, para que mediante su pobreza ustedes llegaran a ser ricos” (2 Cor. 8: 9).
Parece que mi hija y yo siempre estamos ante el Señor pidiéndole algo y agradeciéndole por las bendiciones ya recibidas. El año 2009 no fue diferente.
Un par de años antes, a mi hija, Loretta, le habían diagnosticado esclerosis múltiple. Anteriormente, había estado educando apasionadamente a sus dos hijos en su casa y trabajando en un doctorado en educación. Había pasado los exámenes integradores al primer intento y ansiaba terminar su título en tiempo récord. Nunca imaginamos que ese año, en lugar de escribir su disertación, pasaría los siguientes doce meses buscando una respuesta. Verás, su familia se mantenía con un solo sueldo y, al momento de su diagnóstico, no tenían cobertura médica. Loretta ya no podía pagar sus estudios, y la conclusión de su doctorado parecía alejarse más y más.
La política de la universidad era que los estudiantes doctorales no podían tomarse más de un año fuera del programa. Si eso sucedía, el estudiante debía comenzar el programa desde el principio. Como madre la animé a través de la oración y mi esposo y yo los ayudamos un poco financieramente, pero no era suficiente. Confiamos en que Dios abriría las ventanas de los cielos y nos abrumaría con bendiciones financieras. Un día, mientras le suplicaba al Señor, un texto le vino a Loretta a la mente. Sintió la impresión de que debía escribir cartas a personas de influencia en el mundo: desde actores y actrices hasta el presidente de los Estados Unidos. De más está decir que se acercaba rápidamente la fecha límite para inscribirse en la universidad. Impresionantemente, de la nada, se abrió una puerta. Loretta recibió una carta de la universidad declarando que habían pagado por completo sus estudios por el resto del programa doctoral. ¡Qué Dios maravilloso servimos!
Esta experiencia me acercó mucho a Señor Jesús pagó el sacrificio máximo, salvándome de mis pecados. El deseo de Dios es salvarnos y lo hizo posible al entregar a su Hijo único. He aprendido que no necesito preocuparme o estresarme por los cuidados de esta vida. Las deudas son demasiado grandes, para que yo las pague. Jesucristo ha pagado todo y su sangre cubre mis pecados. ¡Mi deuda ha sido pagada por completo!
VIVIAN BROWN