Sábado 6 de agosto. Los dos monjes – Matinal jóvenes
¿Quién eres tú para criticar al servidor de Otro?» (Romanos 14: 4).
En su libro El canto del pájaro, Anthony de Mello hace referencia al dilema de dos monjes. A veces los integrantes de ciertas órdenes religiosas se comprometen a no tocar a ninguna mujer bajo ninguna circunstancia. Pero estos monjes, cuando regresaban a su monasterio, se encontraron con una hermosa mujer a la orilla de un río. Tanto los monjes como la dama tenían que cruzar; sin embargo, como el río había crecido mucho la mujer necesitaba ayuda para poder llegar al otro lado. Y ese era el dilema: cómo ayudar a la mujer sin tener que tocarla.
Uno de ellos fue derrotado «por la tentación» y determinó que ayudar a la señora era mucho más significativo que cumplir con un insípido voto religioso. Se echó a la mujer en la espalda, cruzó el río y la dejó al otro lado.
Al ver esto, el otro monje se escandalizó y durante horas estuvo criticando, censurando y recriminando a su compañero: «Has olvidado la regla; cómo te atreviste a tocar a una mujer; qué dirá la gente de ti; has desacreditado la religión». Finalmente, el acusado no aguantó más y le dijo: «Hermano, yo he dejado a aquella mujer en el río. ¡Eres tú quien la lleva ahora!» (p. 143).
¿Captas el mensaje? Hay gente que supuestamente no transgrede la Ley divina, pero se regodea en vivir recordando los pecados que otros han cometido. Por lo general, suelen olvidar que el que juzga y condena a los demás, con su crítica está asumiendo el pecado del cual probablemente hace tiempo que otros se han apartado. En tanto que Dios ya ha perdonado al pecador y lo ha declarado libre de su falta, muchos seguimos bajo condenación al vivir cargando en nuestros labios y en nuestra mente el pecado de nuestros semejantes.
Si en algún momento te sientes, como el monje de la historia, en condición de criticar lo que hagan los demás, te recomiendo que medites en este texto bíblico: ¿Quién eres tú para criticar al servidor de otro? Si queda bien o queda mal, es asunto de su propio amo. Pero quedará bien, porque el Señor tiene poder para hacerlo quedar bien» (Romanos 14: 4). El pecador no tiene que darte cuenta a ti, sino a Dios.
#NoCondenes #NoJuzgues #NoCritiques