Miercoles 30 de Septiembre – UN GRAN DESPERTAR – Devocion Matutina para Damas

«Dios fue bueno conmigo; y su bondad para conmigo no ha resultado en vano» (1 Cor. 15:10).

George Whitefield nació en Inglaterra. Su padre falleció cuando él tenía apenas tres años. Por ser hijo de una mujer viuda que regentaba una posada, George fue un joven muy pobre que, a pesar de eso, logró estudiar en la Universidad de Oxford a cambio de hacer ciertos trabajos para esa prestigiosa institución. Fue compañero de estudios de los hermanos Wesley y, tras su conversión, decidió dedicar su vida al Señor.

Con veintiún años, Whitefield predicó su primer sermón, que dejó huella entre la audiencia. Con el tiempo se convirtió en un famoso predicador que atrajo con sus predicaciones a miles de personas. Fruto de la conversión de esas personas, Gran Bretaña experimentó un despertar espiritual. Tiempo después, Whitefiled partió hacia el Nuevo Mundo y se convirtió en el principal impulsor del Gran Despertar, una sucesión de avivamientos religiosos cristianos en las colonias angloamericanas durante el siglo XVIII.

Cuando uno busca en la Wikipedia la entrada Gran Despertar, encuentra una descripción muy interesante de cuáles fueron los énfasis principales de las predicaciones de aquella época: «Comprende un cristianismo intensamente personal mediante el fomento de un profundo sentido de convicción espiritual y de la redención, y mediante el fomento de la introspección y el compromiso de una nueva norma de moralidad personal». Sin duda ese movimiento hizo historia, porque hasta el día de hoy esos son los pilares de la religión americana. Y a mí me parece que son buenos pilares para nuestro propio despertar espiritual hoy.

  • Un cristianismo intensamente personal. Reunirse, una, dos, tres veces por semana con nuestros hermanos en la fe es maravilloso, pero jamás podrá sustituir un compromiso personal con Dios, una dependencia individual del Padre a través de la oración y la lectura privada de la Biblia.
  • Un profundo sentido de convicción espiritual, que se manifieste en nuestra manera de tratar al prójimo (basada en el amor y en la práctica del perdón), de no ceder a la inmoralidad y de búsqueda de la vida eterna.
  • El fomento de la introspección, en el sentido de interiorizar lo que el mensaje de la Biblia tiene para mí de tal manera que se vea reflejado en mi moralidad personal.

Señor, danos hoy un despertar de nuestra fe basado en esos pilares y en los que tú desees añadir a nuestra comprensión y práctica de la religión. Amén

Radio Adventista

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