MI GRATITUD
“Detente, y considera las maravillas de Dios” (Job 37:14).
Hoy cumplo 51 años, y me gustaría renovar mi gratitud. Cada cumpleaños es una oportunidad de mirar al pasado con gratitud y al futuro con esperanza.
Mi vida ha sido una colección de bendiciones. Claro que he pasado por momentos difíciles, pero quedan en el pasado y al final se convierten en una motivación para nuevos desafíos.
Con alegría, recuerdo lo que Dios ha hecho en mi vida, y algunas de las bendiciones que más me marcaron llegaron temprano en la vida. El primer sermón que prediqué fue a los doce años, en un camporí de Conquistadores. La primera gran responsabilidad fue a los 16 años, como líder de un equipo de estudiantes colportores, para lo cual necesité de una autorización de mis padres para administrar una cuenta bancaria. El primer distrito pastoral llegó a los 21 años. Mi mayor privilegio llegó a mis 38 años, cuando fui elegido como presidente de la División Sudamericana. Dios ha sido y continúa siendo demasiado bueno.
La gratitud debe ser considerada siempre como el combustible de la fe. Después de todo, Dios no cambia, y cada vez que le agradecemos por lo que ha hecho, estamos renovando la confianza en aquello que hará. El consejo inspirado nos recomienda: “Es nuestro privilegio andar en la luz de su presencia y entretejer en los caracteres que estamos formando los dorados hilos del gozo, la gratitud, la tolerancia y el amor” (En los lugares celestiales, p. 44). Por eso, debemos tener siempre tres motivos en mente:
Gratitud por lo bueno que sucedió: las victorias son regalos de amor de Dios. No somos lo que somos ni tenemos lo que tenemos por capacidad propia. La vida, la salud, los estudios, el trabajo, la casa, la familia y la salvación: todo debe ser motivo de gratitud al Señor.
Gratitud por lo que fue aparentemente malo: cuando confiamos en Dios, hasta las cosas que parecen negativas se convierten en bendiciones que nos hacen crecer (Rom. 8:28). Tú ¿has agradecido, incluso con lágrimas en los ojos, y confiado en que Dios siempre hace lo mejor?
Gratitud por lo que podría haber sucedido y no sucedió: tal vez esta sea la razón menos mencionada en nuestros agradecimientos. Pero, al ver las liberaciones que Dios realizó en tu vida, ¿le has agradecido por la protección?
La gratitud no cuesta nada, pero tiene un valor inmenso. Por eso, detente y considera hoy las maravillas de Dios en tu vida.