Miércoles 26 de Agosto – Alejandro Archer Vandegrift – Devocional para Jóvenes

Yo corrijo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé diligente y arrepiéntete de tu indiferencia. Apocalipsis 3:19

Archer Vandegrift acababa de graduarse de la Escuela Básica de la Marina en la Isla Parris. Estaba cumpliendo su primera misión en New Hampshire. Su comandante era un hombre de aspecto duro y bigote caído. Se llamaba Teodoro Porter Kane. Archer debía hacer guardia cada tercer día.

Una noche, cuando los vientos gélidos soplaban directamente del Polo Norte, haciendo que la temperatura descendiera a 23 grados centígrados bajo cero, sonó el teléfono en la estación de Archer. Eran las 3 de la madrugada.

-Cuartel general de la Marina, habla Vandegrift -contestó el teléfono. -Habla el coronel Kane. Se me ha informado que hay problemas en Kittery. Hágame el favor de reunir algunos hombres y vayan a patrullar el pueblo. Háganse cargo de cualquier disturbio y repórtenme lo sucedido, de inmediato.

-¡Sí, señor!

Despertar a los hombres a esa hora no fue tarea fácil.

-¡Vamos, Vandegriftl No molestes. Se nos van a congelar las orejas con este clima.

-Son órdenes del coronel. ¡Muévanse!

Los hombres se vistieron, se pusieron sus abrigos de vellón y emprendieron la marcha a un pueblo cercano. La noche estaba sumamente oscura y fría. El viento del norte les lastimaba la cara y dificultaba la caminata. Al llegar, encontraron el pueblo tan tranquilo como un cementerio. Al no haber disturbio, los hombres regresaron de inmediato a sus refugios, llegando justo al amanecer.

Vandegrift encontró al coronel Kane sentado junto a un fuego abrigador en la sala de su casa. El teniente, semicongelado, dio su informe. Cuando hubo terminado, el coronel le dijo:

-Gracias, señor Vandegrift. ¡Hizo un excelente trabajo!

Varios meses después, hablaba con la Sra. Kane:

-Estoy seguro de que su esposo sabía que el tal disturbio nunca existió -le dijo-, y no obstante nos envió al frío aquella noche, sin razón aparente. ¿Porqué?

-Recuerde, Sr. Vandegrift -dijo la señora-: ¡el coronel Kane nunca encarga tales deberes a hombres que no aprecia! Se ve que lo considera a usted como uno de sus hijos.

¿Te has preguntado por qué razón permite Dios que sucedan ciertas cosas en tu vida? Puede ser que te esté enseñando como lo haría un padre a su hijo. Dios prueba solo a los que ama.

Radio Adventista

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