Miercoles 25 de Diciembre – NAVIDAD DE GRATITUD – Devocional Adultos

NAVIDAD DE GRATITUD

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6).

La celebración de hoy es más que una fecha. Es el reconocimiento de que, realmente, necesitamos del Salvador que Dios nos envió. En el día de hoy tenemos la oportunidad especial de agradecer el hecho de que “el pesebre, la cruz y la tumba están vacíos; pero el trono no” (James Bradson).

Por ese motivo, esta debe ser una Navidad de gratitud. Concéntrate en donar, actuando de manera diferente de la de muchos, que esperan solo recibir. Sigue el ejemplo de Dios, quien “de tal manera amó […] al mundo, que dio a su Hijo unigénito” (Juan 3:16). ¿Qué te parece rescatar el significado más profundo de la Navidad con algunas actitudes diferentes?

Ofrece regalos a personas necesitadas. Todo lo que les des se lo estarás dando al propio Jesús, el verdadero motivo de la celebración (Mat. 25:40).

Separa una ofrenda especial. Esta es una oportunidad para pensar menos en uno mismo y hacer más por la causa de Aquel cuyo nacimiento estamos celebrando. Elena de White aconseja: “Dios se alegraría mucho si en la Navidad, cada iglesia tuviera un árbol de Navidad sobre el que se colgaran ofrendas. […] Las ganancias de este deben estar cargados con el fruto de oro y plata de la bondad de ustedes, y presentarse a Dios como sus regalos de Navidad” (Review and Herald, 11 de diciembre de 1879).

Comparte salvación. Así, rescatas la esencia de la Navidad, replicando la actitud de los ángeles, que proclamaron a los pastores la mayor noticia de la historia de la humanidad: ¡Nació el Salvador! (ver Luc. 2:11). La Navidad ofrece una excelente oportunidad para contar al mundo que el niño que nació en Belén muy pronto volverá.

Celebra esta Navidad de forma completa. Primero, agradeciendo por haber recibido el mayor presente: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isa. 9:6). Y también compartiendo lo que Dios le dio. Como dice Tim Keller: “Nunca podríamos llegar al Cielo por cuenta propia, pero Dios vino hasta nosotros”. Haz de esta Navidad la más significativa y la que marque tu vida, no por lo que recibiste o vayas a recibir, sino por lo que serás capaz de ofrecer.

Radio Adventista

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