Miercoles 24 de Octubre – NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO – DM. Damas

BERENICE

NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO

Se deleitará en el temor del Señor y no juzgará por lo que vean sus ojos, ni sentenciará por lo que oigan sus oídos. Isaías 11:3 (LBLA).

¿Has escuchado el refrán “no todo lo que brilla es oro”? Esta frase fue empleada por Miguel de Cervantes Saavedra en El Quijote, y quiere decir que no te dejes llevar por las apariencias.

Adobe Photoshop es un programa de computación creado por los hermanos Knoll en 1980. Este programa permite retocar una fotografía al gusto personal. Son conocidos los escándalos en el ambiente artístico, en los que fotos de modelos han sido modificadas haciéndolas aparecer más delgadas, o más altas, o más jóvenes de lo que son, en un afán por conseguir la belleza perfecta. Muchas jovencitas, sin sospechar el montaje, hacen hasta lo imposible por conseguir esa extrema delgadez para ser “bellas”, pero “no todo lo que brilla es oro”.

Recuerdo cuando recibí bombones de regalo. Una hermosa caja, decorada con flores de diversos colores y de cantos dorados. Al abrirla, vi las golosinas bien distribuidas, cada una en un envoltorio de papel encerado, de diversas formas. Lucían deliciosas. Se me hacía “agua la boca”, pero al probar el primer bocado, no pude menos que quitármelo de la boca. ¡Su sabor no era lo esperado! Probé otro diferente y obtuve el mismo resultado. Terminé por tirar todo a la basura. “No todo lo que brilla es oro”.

Berenice fue una reina judía de renombre en tiempos del apóstol Pablo. Se esperaba que fuera todo lo que una reina debería ser, pero la historia dice lo contrario. Berenice se casó varias veces. Uno de esos enlaces fue para despejar las dudas del incesto con su hermano, el rey Agripa, tal como lo registran Josefo y Juvenal. También fue esposa de un gobernador mientras era amante del hijo de este. “No todo lo que brilla es oro”.

Una comentadora bíblica dijo que después que Jesús ascendiera a los cielos, muchos, al ver al apóstol Juan de espaldas, lo confundían con el Maestro, pues caminaba como él. ¡A tal grado fue su compañerismo con el Señor! Como cristianas, hemos de vivir la misma experiencia. Andemos con Cristo, hablemos como Cristo, vivamos como Cristo, seamos como Cristo.

Nada de apariencias. Que nuestro brillo provenga del oro de Ofir del Maestro, y así brillemos para su gloria. –AR

Radio Adventista

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