CRISTO ES UN DIOS DE GRANDES PROEZAS
«Alabado por sus proezas; alabado conforme a la muchedumbre de su grandeza» (Salmos 150: 2).
JESÚS DIJO: «Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia» (Juan 10: 10). Una de las grandes proezas de Cristo es que provee vida eterna a cada uno que lo acepta como su Dios. También es quien nos lleva de triunfo en triunfo sobre el mal y nos hace vencedores en él. Pablo explica que la victoria final contra el pecado y la muerte viene de Cristo y por medio de él. Cristo es nuestro Dios de grandes proezas, milagros y hazañas.
El salmista nos anima a alabar a Cristo en su santuario, en la magnificencia de su firmamento. El único Dios que ha sacado al hombre del fango y de lo profundo del abismo es Cristo, nuestro Salvador (Salmos 56: 13). El mismo libro agrega: «Yo cantaré de tu poder, y alabaré de mañana tu misericordia; porque has sido mi amparo y refugio en el día de mi angustia» (Salmos 59: 16, 17). Alabado sea el Señor Dios Todopoderoso por todo lo que ha hecho a favor de los mortales.
No podemos pasar por alto que Dios quiere usarnos como sus portavoces, el medio por el que realiza sus proezas y sus milagros. Somos instrumentos en sus manos. El creyente fiel siempre estará dispuesto a someterse a la voluntad Divina, con el propósito de llevar el mensaje de salvación a aquellos que están en la oscuridad.
El plan de Dios es usar al hombre para su causa, y por medio de él mostrar su fuerza y sus proezas. Cuando Sansón se hizo juez de Israel, desgraciadamente impidió que su vida armonizara con el plan que Dios había trazado para él. Se volvió caprichoso y moralmente descuidado. La debilidad del carácter de Sansón lo incapacitó para que lograra la completa liberación de los israelitas. Esa tarea debió quedar para que otros la realizaran después.
Jesucristo es un Dios de grandes proezas. Él quiere que seamos sus instrumentos, que seamos sus banderas de la verdad. Oremos para que seamos una bandera en manos del Capitán del cielo en este día.