Miercoles 22 de Noviembre del 2017 – KENNEDY- PARTE 1 – Devoción matutina para la mujer

KENNEDY- PARTE 1

“Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gál. 3:28).

Estados Unidos recordó recientemente a John F. Kennedy, en el cincuenta aniversario de su muerte, un fatídico día de noviembre; y no pude evitar  recordar dónde me encontraba yo cuando escuché aquellas noticias.

Acababa de llegar a la Universidad Adventista del Plata, en la Argentina, para pasar un año académico tomando clases de Teología para perfeccionar mi castellano y experimentar una nueva cultura. Era una aventura, que me llenaba de miedo y de entusiasmo, al mismo tiempo. Al bajar las escaleras de mi habitación hasta la recepción del hogar de señoritas, la preceptora, la señorita Bellido, me detuvo y me miró de una manera muy extraña.

-¿Cuál es el problema? -le pregunté, tratando de descifrar su mirada. -¿No escuchaste? Tu presidente murió. Acaban de matar a Kennedy -me respondió ella. -¿Mi presidente? -repetí en estupor, tratando de asimilar lo imposible. ¿Mi presidente? De pronto tuve una nueva perspectiva sobre mí misma, que no había tenido hasta el momento: yo era estadounidense, y ese presidente que acababa de ser asesinado era mi presidente.

En mi país, me había considerado una forastera; una “hispana” con fuertes raíces culturales de Puerto Rico, Venezuela y México. Ahora, repentinamente, me presentaron una imagen de mí misma que resumía quién era en una palabra: estadounidense. Por un lado, sentía que me habían robado mi herencia hispana, que podría unirme de alguna forma a la gente argentina. Por el otro, estaba agradecida porque me hubieran forzado a entender quién era a los ojos de otra gente, y por verme a mí misma como realmente perteneciente a mi propio país. Fue una revelación que me cambió la vida. De muchas maneras, “mi” presidente, el presidente John F. Kennedy, había embarcado a la nación en una aventura de autodescubrimiento cuando se puso firme en definir lo “estadounidense” como multiétnico, multirracial y multilingüe. Y ahora sabía que yo también formaba parte de esa aventura. Aunque no siempre es un viaje fácil, el autodescubrimiento es un viaje esencial, que todos debemos recorrer.

Lourdes Morales-Gudmundsson

Radio Adventista

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