Miércoles 21 de diciembre. Matutina damas – «Benditas» hormonas

Miércoles 21 de diciembre. Matutina damas – «Benditas» hormonas 

«Veían tus ojos cómo me formaba, en tu libro estaba todo escrito; estaban ya trazados mis días cuando aún no existía ni uno de ellos» (Sal. 139:16, LPH).

“¿Cuánta innecesaria desesperación estará causada por una serie de desencuentros biológicos, por un mal alineamiento de las hormonas?”. Margaret Atwood

LA MANERA en que una mujer siente y vive no se parece a la de un hombre. Las hormonas femeninas, ese componente fundamental de nuestra biología, marcan una gran diferencia. Son una fuerza superior a nosotras mismas que nos hace inestables, vulnerables, irascibles, hipersensibles, o por ahorrarnos todo un párrafo de adjetivos, digamos simple y llanamente que nos hacen sentirnos mal. Con cierta razón alguien definió a la mujer como «el alimento indispensable de las hormonas». Ahogan nuestro dinamismo, condicionan nuestro estado de ánimo, nos limitan a veces en gran manera.

Lo cierto es que siempre que nos referimos a ellas, lo hacemos de modo negativo. Y sí, es verdad que hay momentos en la vida en que las hormonas nos hacen sentir esa oscuridad propia de la depresión, o el malestar que acompaña a los inmensos cambios generados durante el embarazo y después del parto, o en esos días del mes en los que, apenas alguien nos dirige la palabra, saltamos. En esas ocasiones parece que nos resulta más difícil mantenernos firmes sobre la Roca, saber que no va a ser para siempre. Pero las hormonas tienen también su lado positivo, aunque nos cueste a veces valorarlo.

Lo positivo de las hormonas es que nos dan una dimensión especial: nos hacen sentir y vivir más plenamente, nos traen la fertilidad, así como el deseo sexual fruto del cual derivan muchos momentos de placer, nos hacen sensibles y empáticas, dan vitalidad a los huesos, y hacen de nosotras esos seres intuitivos que somos. Cuando están en equilibrio, son una de las grandes bendiciones de ser mujer.

¿Qué hacer para mantenerlas en equilibrio? Bueno, las recomendaciones generales son: hacer ejercicio físico regularmente; alimentarnos sanamente, a base de frutas, verduras y hortalizas, y sin olvidar las proteínas; disminuir el consumo de sal y azúcares; y nunca está de más visitar al médico.

Como con todo en la vida, seguimos en la búsqueda del equilibrio.

Querida amiga, si las hormonas te están dando una mala racha, ten paciencia, y haz lo que esté en tu mano por ayudar a su equilibrio. Y cuando te sientas tentada a pensar que son tu peor enemigo, recuerda las bendiciones que recibes gracias a ellas y confía en que Dios sabe hacer todas las cosas, incluida esta. Todo pasa.

 

Radio Adventista

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