Miercoles 20 de Mayo – JIM THORPE – Devocion Matutina Jóvenes

JIM THORPE

Yo vengo pronto. Atérrate a lo que tienes, para que nadie te quite tu corona. Apocalipsis 3:11.

Las Olimpiadas de 1912 habían terminado, y había llegado el momento de que el Rey Gustavo V de Suecia entregara los premios. Se puso de pie sobre la plataforma de la victoria, en el mismo centro del inmenso estadio, y llamó a los triunfadores uno por uno.

-Pentatlón, primer lugar para James Thorpe, Estados Unidos -declaró el rey.

Jim se acercó orgullosamente para recibir su premio, que consistía en un busto de bronce del rey Gustavo V y una medalla de oro. El aplauso de la multitud fue ensordecedor.

-Decatlón, primer lugar para James Thorpe, Estados Unidos.

El rey sueco sonrió nuevamente al joven que permanecía erguido como una flecha, a tal punto que casi no se atrevía a respirar de pura emoción.

Jim recibió de manos del rey un cáliz de oro con incrustaciones de gemas preciosas en forma de un barco Vikingo, junto con la medalla de oro por el primer lugar. El público deliraba.

-Eres la primera persona que ha ganado la medalla de oro tanto para el pentatlón como para el decatlón -le dijo el rey a Jim mientras le colocaba una corona de laureles en los hombros-. Eres el mejor atleta del mundo.

Sin embargo, la gloria de Jim duró muy poco. Aproximadamente un mes después de su doble victoria, lo llamó el entrenador a su oficina.

-¿Recibiste remuneración por jugar béisbol en Rocky Mount y Fayetteville?

-Sí -admitió Jim-, Todos recibimos una gratificación.

-Es que eres un aficionado. Se supone que a los aficionados no se les paga. Tendrás que regresar tus medallas olímpicas. El busto del rey Gustavo V y el cáliz de oro tendrán que ser devueltos a Suecia.

-Es que no sabía que estaba haciendo algo malo -protestó Jim.

Pero eso no importaba. Su nombre fue borrado de los registros olímpicos.

Cuando aceptaste a Cristo, él te prometió la corona de la vida eterna. Regresa pronto para celebrar la victoria. No permitas que persona alguna te impida llegar al momento glorioso. Atérrate de las promesas dadas en la Palabra de Dios. Atérrate de la fe. No permitas que nadie te quite la corona.

Radio Adventista

View all contributions by