LA ESPOSA DE PILATO
HAY ESPERANZA PARA LA CONCIENCIA ADORMECIDA
Porque nada hay imposible para Dios. Lucas 1:37.
El Ministerio Guerreros de Oración Escuadrón de la Victoria, que Dios U me llamó a fundar, acostumbra orar y ayunar cada viernes, después del almuerzo, hasta el almuerzo del sábado. Nos eximimos de la cena del viernes y del desayuno del sábado. Nos unimos para almorzar con nuestras familias en el sábado. La iniciativa surgió como esfuerzo concertado para orar y ayunar no solo por mi familia y mis conocidos, sino por todos los hijos y familias de cada persona en el mundo, por la salvación de los amados.
¿Cuánto tiempo hace que esperas ver la obra del Espíritu Santo en un corazón apático, que no se inmuta ante el llamamiento divino? ¿Cuántas veces has clamado y, aun sin fuerzas, ayunado por aquellos que anhelas ver en la patria celestial?
Hay esperanza aun para la conciencia adormecida. Dios utiliza medios no convencionales para llamar la atención de quienes perecen en el pecado. Así como le dio un sueño a la esposa de Pilato para alertarlo al endurecido gobernador, puede utilizar cualquier medio para atraer a tu familia.
Nada hay que escape a la irresistible voz del Dueño del universo. El mismo Dios creador, único y verdadero que mueve las poderosas ondas del mar tiene soberanía sobre la mente y aun sobre los sueños. Su autoridad es reconocida en toda la creación y, en menor escala, lamentablemente, en el ser que creó como corona de la creación. Nada se escapa al mandato divino.
Una esposa amorosa tiene en su poder un arma contra el pecado. Su cariño y su amor genuino resguardarán a su esposo de las garras de la maldad. La vida de ella, crucificada con Cristo, será para él el inaudible y mayor reproche: “Escucha hijo; escucha esposo: El Cielo mismo te ama porque hoy te llama: ¡No hagas tan abominable cosa! ¡No cometas tal perversidad! ¡Abre tu corazón a la luz que del cielo emana, y no manches ya tus manos y tu vida con tan grande atrocidad!”
Mujer, cual la esposa de Pilato, reprime hoy el pecado. Promueve la santidad. Levanta, sin vacilar, voz de alerta contra todo lo que corrompe el alma y destruye la vida presente y eterna. Sé, donde Dios te llame, esa chispa que disipe las sombras del pecado. —RL