Miercoles 17 de Mayo del 2017 – VIVIR LAS ORACIONES – Devoción matutina para adultos

VIVIR LAS ORACIONES

«Vivan en espíritu según Dios». 1 Pedro 4: 6

MUCHOS NO TIENEN una fe viva. Esta es la razón por la cual no experimentan

más del poder de Dios. Su debilidad es el resultado de su incredulidad. Tienen más fe en sus propias acciones que en lo que Dios ha hecho en favor de ellos. Se encargan de cuidarse a sí mismos. Hacen planes y proyectos, pero oran poco, y tienen poca confianza en Dios. Piensan que tienen fe, pero es solo el impulso del momento. Dejan de comprender su propia necesidad, y lo dispuesto que está Dios a dar; no perseveran en mantener sus pedidos ante el Señor.

Nuestras oraciones han de ser tan fervorosas y persistentes como lo fue la del amigo necesitado que pidió pan a medianoche [ver Luc. 11: 5-10]. Cuanto más fervorosa y constantemente oremos, tanto más íntima será nuestra unión espiritual con Cristo. Recibiremos abundantes bendiciones, porque nuestra fe será también abundante.

Nuestra parte consiste en orar y creer. Velar en oración. Velar y cooperar con el Dios que oye la oración. Recordemos que «somos colaboradores de Dios» (1 Cor. 3:9). Hablemos y actuemos en concordancia con nuestras oraciones. Las pruebas que afrontemos demostrarán si nuestra fe es genuina o si nuestras oraciones son solo apariencia.

Cuando se suscitan preocupaciones y surgen dificultades, no busquemos auxilio en los seres humanos. Confiemos todo a Dios. La costumbre de contar nuestras dificultades a otros únicamente nos debilita, y no les reporta a ellos ningún provecho. Esta costumbre hace que el peso de nuestras flaquezas espirituales descanse sobre los demás, y estas son cargas que ellos no pueden aliviar. Buscamos la fuerza del ser humano errante y finito, cuando podríamos tener la fuerza del Dios infalible e infinito.

No necesitamos ir hasta los confines de la tierra para obtener sabiduría, pues Dios está cerca. No son las destrezas que poseemos hoy, o las que tendremos en lo futuro, las que nos darán el éxito. Es lo que el Señor puede hacer por nosotros. Necesitamos confiar menos en lo que los seres humanos podemos lograr y confiar más en lo que Dios puede hacer por cada alma que cree. Él anhela que extendamos hacia él la mano de la fe. Anhela que esperemos grandes cosas de él. Anhela darnos inteligencia tanto en lo material como en lo espiritual. Él puede estimular el intelecto. Puede impartir tacto y habilidad. Empleemos nuestros talentos en el trabajo; pidamos a Dios sabiduría, y él nos la concederá.— Palabras de vida del gran Maestro, cap. 12, pp. 111-112.

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