VALOR
El perfecto amor echa fuera el temor. 1 Juan 4:18.
Desde el monte Horeb, en la península del Sinaí, hasta la frontera de Canaán, los hebreos caminaron solo once días. La tierra prometida, aquella con la que habían soñado durante siglos, estaba a solo unos pasos, pero retrocedieron. Dios tuvo que esperar 38 años para entregarle la tierra de Canaán a la siguiente generación.
Los cobardes murieron en el desierto. Los que tenían mentalidad esclava, los que estaban acostumbrados a bajar la cabeza ante sus amos, los que no tenían ideales, se secaron en la arena. Las serpientes ardientes se enroscaron en sus calaveras. Así de perjudicial es la cobardía.
Y tú, ¿eres valiente? ¿Te acobardan los gigantes? Ciertos exámenes de Matemáticas o de Bioquímica son gigantes. Esa tentación de siempre, la misma que te revuelca en el polvo, cuán gigantesca es.
Hoy, al igual que los hebreos de hace 3.500 años, te encuentras en la frontera de otra Canaán, la celestial, pero delante de ti hay gigantes que van a perseguirte. “Será tiempo de angustia, cual nunca fue” (Dan. 12:1).
Sí, es un desafío gigantesco, pero a la medida de tus fuerzas, si es que Cristo vive en ti. Dios sabe que la opinión pública estará contra ti, pero él estará contigo. Será tu escudo (Sal. 18:30).
Cuando dejas de pensar en la gente que intentará lincharte, y concentras tu pensamiento en el Dios que abrió el mar Rojo y el río Jordán para que los hebreos pasaran, en el Dios que alimentó a su pueblo con pan del cielo durante 40 años, y reprendió a las serpientes ardientes para que Israel no sufriera daño, entonces todo cambia. Ese mismo Dios va a protegerte.
En la contemplación del verdadero Gigante, “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29), todas las cosas adquieren su verdadera proporción, y las que los cobardes ven como gigantes, en realidad parecen langostas. Vive con valor, porque “el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18).