CUANDO DIOS HACE POSIBLE LO IMPOSIBLE
“Ustedes no tendrán que intervenir en esta batalla. Simplemente, quédense quietos en sus puestos, para que vean la salvación que el Señor les dará. ¡Habitantes de Judá y de Jerusalén, no tengan miedo ni se acobarden! Salgan mañana contra ellos, porque yo, el Señor, estaré con ustedes” (2 Crón. 20:17, NVI).
Estaba cursando el tercer año de universidad en Ghana, cuando mi madre se jubiló. Fue entonces muy difícil para ella hacerse cargo de mis gastos porque el proceso para que ella pudiera acceder a su pensión estaba tardando mucho. Mamá y yo no sabíamos de donde sacar dinero para mi alquiler y la matriculación. Pero seguimos orando.
Antes de irme de mi país, Costa de Marfil, a la universidad, decidimos intensificar nuestras oraciones, rogando a Dios que obrara un milagro. Así, volví a la universidad con nada… solo con fe. Luego de orar repetidamente, decidí entrevistarme con el encargado de finanzas, para pedir permiso para matricularme.
En su oficina, me encontré con muchos estudiantes que buscaban lo mismo, sin éxito. Luego de susurrar una oración más, entré y le expliqué mi situación, mientras seguía orando en mi corazón. Milagrosamente, y para mi asombro, me permitió matricularme. Se me permitió asistir a clases hasta el final del semestre, aunque no había entrado nada de dinero en mi cuenta. Pero cuando comenzó a acercarse el período de exámenes, todavía no tenía el dinero.
Aparentemente, el diablo había endurecido el corazón de las personas que tenían que procesar la pensión de mi madre. Pero Dios continuó siendo victorioso en mi vida. Dos días antes de los exámenes, sentí que debía ir a ver al administrador. Mientras caminaba, sentí una paz inusual, y esto me dio la seguridad de que Dios estaba a punto de actuar nuevamente. Y, tal como yo creía, Dios intervino de nuevo.
Antes de entrar en la oficina del administrador, sentí que tenía que imprimir una copia de mi resumen de cuenta, para mostrarle que desde que había comenzado mis estudios nunca había debido nada hasta ahora; que mi madre tenía problemas financieros. El hombre me miró y me dijo: “Te ayudaré a que puedas tomar tus exámenes luego de tener el permiso necesario; pero tú tendrás que pagar lo antes posible”. Entonces, ¡recibí una beca del Ministerio de la Mujer!<p>Dios había hecho posible lo imposible, nuevamente.
Como aseguró a los israelitas de antaño, todavía está al control, aun ante grandes obstáculos.
Linda-Luiselle. B. Yapi