«Esta es la voluntad de Dios: que, haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres.» 1 Ped 2:5
José Antonio Marina, el filósofo español, publicó un libro que llevaba por título Por qué soy cristiano. En él intenta presentar una imagen actual del cristianismo, dando razón a la verdad que se sustenta en la experiencia. Entre sus muchas y muy lúcidas reflexiones destaco esta: «Sobre esa experiencia originaria del cristianismo yo solo puedo hablar de oídas. Pertenece al territorio privado de quien la experimentó. No voy a ser tan precipitado como para decir que sufrieron alucinaciones, ni tan poco riguroso como para decir que hay que aceptar su veracidad a pie juntillas. Solo voy a contar que una civilización entera nació de la reflexión que un grupo de judíos hizo sobre lo que les había sucedido al comienzo de nuestra era. Me parece una de las más sorprendentes aventuras del espíritu humano.» MI, imaginando aquellos momentos sin duda iniciales de los seguidores de Jesús, podemos suponer que no fueron los discursos elaborados y elocuentes (nadie de la oratoria de Apolos) los que generaron ese movimiento social. Ni sus recursos económicos (si hubiera dependido de esta variable no hubiera salido de Galilea), ni las trayectorias académicas (sin hacer de menos a Pablo), ni siquiera los milagros que se realizaron espectacular y puntualmente. ¿Cuál fue la causa que motivó que el mundo cambiara? Tertuliano nos dará la pista. En uno de sus escritos dice que los paganos decían de los cristianos: «Mirad cómo se aman!» Su amor y su anhelo por ser benignos cambiaron el mundo. Siguieron el mensaje de Jesús y vivieron la más ejemplar aventura del ser humano: ser buenas personas. Podemos suponer que no fueron los discursos elaborados y elocuentes (nadie de la oratoria de Apolos) los que generaron ese movimiento social. Ni sus recursos económicos (si hubiera dependido de esta variable no hubiera salido de Galilea), ni las trayectorias académicas (sin hacer de menos a Pablo), ni siquiera los milagros que se realizaron espectacular y puntualmente. ¿Cuál fue la causa que motivó que el mundo cambiara? Tertuliano nos dará la pista. En uno de sus escritos dice que los paganos decían de los cristianos: «Mirad cómo se aman!» Su amor y su anhelo por ser benignos cambiaron el mundo. Siguieron el mensaje de Jesús y vivieron la más ejemplar aventura del ser humano: ser buenas personas. Podemos suponer que no fueron los discursos elaborados y elocuentes (nadie de la oratoria de Apolos) los que generaron ese movimiento social. Ni sus recursos económicos (si hubiera dependido de esta variable no hubiera salido de Galilea), ni las trayectorias académicas (sin hacer de menos a Pablo), ni siquiera los milagros que se realizaron espectacular y puntualmente. ¿Cuál fue la causa que motivó que el mundo cambiara? Tertuliano nos dará la pista. En uno de sus escritos dice que los paganos decían de los cristianos: «Mirad cómo se aman!» Su amor y su anhelo por ser benignos cambiaron el mundo. Siguieron el mensaje de Jesús y vivieron la más ejemplar aventura del ser humano: ser buenas personas. Ni sus recursos económicos (si hubiera dependido de esta variable no hubiera salido de Galilea), ni las trayectorias académicas (sin hacer de menos a Pablo), ni siquiera los milagros que se realizaron espectacular y puntualmente. ¿Cuál fue la causa que motivó que el mundo cambiara? Tertuliano nos dará la pista. En uno de sus escritos dice que los paganos decían de los cristianos: «Mirad cómo se aman!» Su amor y su anhelo por ser benignos cambiaron el mundo. Siguieron el mensaje de Jesús y vivieron la más ejemplar aventura del ser humano: ser buenas personas. Ni sus recursos económicos (si hubiera dependido de esta variable no hubiera salido de Galilea), ni las trayectorias académicas (sin hacer de menos a Pablo), ni siquiera los milagros que se realizaron espectacular y puntualmente. ¿Cuál fue la causa que motivó que el mundo cambiara? Tertuliano nos dará la pista. En uno de sus escritos dice que los paganos decían de los cristianos: «Mirad cómo se aman!» Su amor y su anhelo por ser benignos cambiaron el mundo. Siguieron el mensaje de Jesús y vivieron la más ejemplar aventura del ser humano: ser buenas personas. En uno de sus escritos dice que los paganos decían de los cristianos: «Mirad cómo se aman!» Su amor y su anhelo por ser benignos cambiaron el mundo. Siguieron el mensaje de Jesús y vivieron la más ejemplar aventura del ser humano: ser buenas personas. En uno de sus escritos dice que los paganos decían de los cristianos: «Mirad cómo se aman!» Su amor y su anhelo por ser benignos cambiaron el mundo. Siguieron el mensaje de Jesús y vivieron la más ejemplar aventura del ser humano: ser buenas personas. Siguieron el mensaje de Jesús y vivieron la más ejemplar aventura del ser humano: ser buenas personas. En uno de sus escritos dice que los paganos decían de los cristianos: «Mirad cómo se aman!» Su amor y su anhelo por ser benignos cambiaron el mundo. Siguieron el mensaje de Jesús y vivieron la más ejemplar aventura del ser humano: ser buenas personas. Siguieron el mensaje de Jesús y vivieron la más ejemplar aventura del ser humano: ser buenas personas. En uno de sus escritos dice que los paganos decían de los cristianos: «Mirad cómo se aman!» Su amor y su anhelo por ser benignos cambiaron el mundo. Siguieron el mensaje de Jesús y vivieron la más ejemplar aventura del ser humano: ser buenas personas.
Voltaire, un profundo escéptico, decía que quería que su sastre y su barbero llegaran a buenos cristianos. Se asegure de esta manera que el precio de sus trajes fuera el justo y ponía su cuello en manos de alguien en quien confiar. Y es que el mundo no sería lo mismo sin la semilla de Jesús, sin su bondad encarnada en sus seguidores. Como decía Teresa de Calcuta: «Nuestra tarea consiste en animar a cristianos y no cristianos a realizar obras de amor. Y cada obra de amor, hecha de todo corazón, acerca a las personas, a Dios.»
Pedro lo tenia muy claro, la melodia de lo bueno genera silencio en el ruido de los que no pantalla. Esa es tu parte, del resto se encarga Dios.