Miercoles 13 de Noviembre – COMUNIÓN – Devoción Matutina para Jóvenes

COMUNIÓN

No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre. Juan 5:30.

Josué fue un gran general. Encabezó a los ejércitos de Israel en la conquista de Canaán, pero cometió un error que costó la vida de unos 36 soldados. Cuando planeaba la conquista de Hai, Josué no oro a Dios. Confió en su propio juicio.

Jericó había caído. Hai era una ciudad más pequeña. Josué confió en el informe de los espías que envió a reconocerla. Le dijeron que con dos o tres mil soldados sería suficiente. Envió unos tres mil hombres. Volvieron derrotados. A Josué se le había olvidado que Dios era el verdadero Conquistador, y no lo consultó.

Cuando regresaron, Josué se puso a llorar y a reclamarle a Dios, pero el Señor le ordenó ponerse en pie y resolver un problema que tenía en el campamento. Había anatema. Alguien había tomado de Jericó algún objeto prohibido. Dios había dicho: “Guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis” (Jos. 6:18). Además, los metales debían haber sido llevados al Santuario. Dios dijo: “Toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová, y entren en el tesoro de Jehová” (vers. 19). Mientras el anatema estuviera en el campamento, Dios no saldría a la batalla con Israel.

Josué realizó una búsqueda, y encontró el anatema en la tienda de Acán, de la tribu de Judá. Los objetos que Acán había tomado para sí eran un lingote de oro de más de medio kilo y dos kilos de plata, los que debieron ser llevados al Santuario, y un fino manto babilónico que debió ser destruido porque era anatema. Junto con su familia, sus animales y el anatema, Acán fue apedreado y quemado.

Confiar en el juicio propio es un error que nadie debería cometer al pelear la batalla de la fe, y menos al administrar alguna institución cristiana. Hay que seguir al modelo de dependencia y comunión con Dios, a Jesús, quien dijo: “No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre” (Juan 5:30).

Radio Adventista

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