DIOS DIJO “NO”
“De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Llevaba tiempo esperando el día en que por fin nacería mi bebé. Estaba preparada. La habitación del bebé estaba lista y el bolso del hospital también.
Tenía a mi lado a personas que me apoyaban y me querían. Era el día perfecto para dar la bienvenida al regalo que estaba a punto de recibir.
Llegaron los primeros dolores. ¡Ay! La nurse que nos había dirigido en las clases de preparación para el parto me había advertido de que las contracciones serían cada vez más fuertes. Me preparé mentalmente, respirando y orando cuando venían las contracciones de camino al hospital. Para entonces, eran regulares, pero solo había dilatado un centímetro. ¡Aún faltaban nueve!
Después de dolorosas horas sin dilatar mucho más, la nurse sugirió trasladarme de vuelta a la sala de prenatal. La médica, sin embargo, no estaba de acuerdo e insistió en que permaneciera en la sala de partos. La mujer refunfuñó, diciendo que todavía yo no estaba lista. Así que, ahora sentía agonía física y emocional, pensando en que yo era un estorbo en la sala de partos. Mi familia y mis amigos continuaron orando por mí mientras, en silencio, yo me preguntaba si las contracciones terminarían algún día.
Mi hijo, aún dentro de mí, empezaba a sufrir. Había tragado materia fecal de sus propios intestinos y su ritmo cardíaco disminuía con cada contracción. Las nurses no tardaron en darse cuenta de que la médica estaba en lo cierto, al indicar que debía permanecer en el paritorio. Ahora la doctora temía por la vida del bebé. Pudo haber fallecido, pero Dios dijo “No” La doctora hizo una cesárea y Jude por fin llegó.
Hoy reflexiono en aquel milagroso nacimiento hace siete años. Sin una intervención de emergencia, sin la muerte de Cristo, nosotras también habríamos muerto en nuestra propia suciedad, en nuestro pecado. Sin embargo, su Palabra nos garantiza que Dios, en su amor, dijo “No”. Envió a su Hijo para que sufriera una muerte dolorosa en nuestro lugar, de manera que nosotras experimentáramos un nuevo nacimiento en él. ¡Respira hoy en la nueva vida que Dios te da!
Xoli Belgrave