“‘No tengan miedo -les contestó José-. ¿Puedo acaso tomar el lugar de Dios? Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente. Así que, ¡no tengan miedo! Yo cuidaré de ustedes y de sus hijos’ ” (Gén. 50:19-21, NVI).
Hay una adivinanza en inglés que consta de una sola “palabra”: “Godisnowhere”. En realidad, es una frase, sin espacios entre palabras. Hay dos maneras de entenderla: “God is now here” [Dios está ahora aquí], o “God is nowhere” [Dios no está en ningún lugar]. La manera en que percibimos a Dios determine nuestra conducta, y el resultado de nuestra vida.
Reflexionemos sobre Caín. Él decidió creer que su manera de ofrecer un sacrificio a Dios era mejor que la manera de Dios. Cuando el Señor se negó a aceptar su ofrenda, Caín se sintió rechazado. Se comportó como si Dios no estuviera cerca y, en su orgullo, asesinó a su hermano Abel.
Un tiempo antes, Lucifer comenzó a percibirse como igual de digno que Cristo (ver Isa. 14:11-15). Como consecuencia, una guerra en el cielo hizo que Lucifer y sus seguidores angélicos fueran echados de ese lugar santo. Tanto en la situación de Lucifer como en la de Caín, ni siquiera palabras de vida de los propios labios de Dios cambiaron sus corazones.
Por otra parte, José percibió a Dios correctamente, como estando siempre “aquí, ahora”. Gracias a su correcta percepción, José pudo navegar por los desafíos de su vida de manera sabia. Sus percepciones fueron creadas por fe, y esto hizo que viviera una vida que honró a Dios y benefició a otros. Cuando fue tentado por la esposa de su amo para cometer un acto inmoral, José se negó: “¿Cómo podría pecar así contra Dios?” Las percepciones de José sobre Dios le permitieron, además, percibir a otros como dignos de su ayuda, amabilidad y fidelidad. ¡Qué diferentes fueron los resultados de las decisiones de Caín y de José!
Tanto las perspectivas de Caín como las de José existen todavía. A causa de los Caínes, algunas iglesias están llenas de adoradores y de familias heridos. Sin embargo, los Josés limpian las heridas y recuerdan a la gente que “Dios está ahora aquí”. Llevan esperanza y sanidad. Pidamos a Dios que nos ayude a ver a otros desde su perspectiva de misericordia, gracia, justicia y amor. Elige la perspectiva de Dios, recibe la bendición. Y sé bendición para otros.
Támara Brown