Miercoles 06 de marzo – LEA EN LA CUEVA DE MACPELA – matutina para damas

LEA EN LA CUEVA DE MACPELA

Entiérrenme junto con mi padre y mi abuelo en la cueva… del campo de Macpela… Allí están enterrados Abraham y su esposa Sara; allí también están enterrados Isaac y su esposa Rebeca; y allí enterré a Lea. Génesis 49:29-31 (NTV).

Quizá la realidad más dura a la que una se tenga que enfrentar en la vida sea el hecho de amar a alguien y no sentirse correspondida. La Biblia nos cuenta la triste historia de Lea y Jacob: una mujer que ama y desea ser amada por un hombre cuyo corazón pertenece a otra mujer.

“Lea quedó embarazada y dio a luz un hijo, a quien llamó Rubén, porque dijo: ‘El Señor se ha dado cuenta de mi sufrimiento, y ahora mi esposo me amará’. Al poco tiempo, volvió a quedar embarazada y dio a luz otro hijo, a quien llamó Simeón, porque dijo: ‘El Señor oyó que yo no era amada y me ha dado otro hijo’. Después quedó embarazada por tercera vez y dio a luz otro hijo. Lo llamaron Leví, porque ella dijo: ‘Ciertamente esta vez mi esposo sentirá cariño por mí, ya que le he dado tres hijos’” (Génesis 29:32-34, NTV).

Aunque Lea deseaba que Jacob la amara, Jacob amaba a Raquel. Sin embargo, cuando Raquel murió, Jacob la enterró en el camino, entre Betel y Belén; pero cuando Lea murió, la enterró con sus antepasados, y pidió ser enterrado a su lado.

A Jacob le llevó varios años amar a Lea. Después de haberle dado seis hijos, Lea demostró ser una madre excepcional y una mujer luchadora, que se hizo querer. Quizá nunca fue amada como Raquel, pero se ganó un lugar en el corazón de su esposo. Mientras que en esta historia de tres Raquel representa la belleza y el amor romántico, Lea representa lo inesperado, los defectos ocultos, el amor que, lejos de ser espontáneo y natural, se aprende con el paso del tiempo.

Gandhi dijo que “el amor es la única fuerza que produce amor”. ¿Hay alguien en tu vida a quien te esté costando aceptar? ¿Hay defectos en el otro que te producen enojo y frustración? Pídele amor a Dios: amor para aceptar a la otra persona tal como es; amor para perdonar, así como Dios nos acepta y nos perdona; amor que viene de aquel que es amor en esencia y con mayúsculas.

Que el amor de Dios sea un sello en tu vida hoy y siempre. –AP

Radio Adventista

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