Martes 4 de octubre. Matutina para jóvenes – “La perfección de nuestras imperfecciones”

Martes 4 de octubre. Matutina para jóvenes – “La perfección de nuestras imperfecciones”

¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo! (Salmo 139: 14, NTV).

No puedo dejar de admirar a Nick Vujicic. Él nació sin brazos ni piernas. Hay gente que supone que Nick es el ejemplo vivo de una persona que vino al mundo para ser castigado por Dios. Constantemente la gente le pregunta si puede ser feliz a pesar de todas sus limitaciones físicas, y esta es su respuesta: Encontré felicidad cuando me di cuenta de que, aunque imperfecto, soy el Nick Vujicic perfecto. Soy la creación de Dios, de acuerdo con su plan para mí. Eso no significa que no haya cosas por mejorar. Siempre intento ser mejor para servirle a él y al mundo (Un corazón sin fronteras, p. 15).

¿No te parece una respuesta bastante genial? Quiero que retomemos una frase de esa respuesta: «Aunque imperfecto, soy el Nick Vujicic perfecto». Aunque luce contradictoria, lo cierto es que contiene una gran verdad: no eres perfecto, pero eres la mejor versión que Dios pudo haber hecho de ti mismo; en ese sentido eres perfecto, Es decir, eres como Dios quería que fueras.

¿Es imperfecto Nick Vujicic? Por supuesto que lo es; pero él ha aceptado que Dios lo trajo al mundo con un fin concreto: «Inspirar y guiar a otros». Sus limitaciones son el medio que Jesús ha utilizado para infundir ánimo y esperanza en miles de personas que no tienen ningún tipo de discapacidad física, sino emocional o espiritual. Cuando lo veo, siento que en él se cumplen con exactitud las palabras del salmista: «Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien» (Salmo 139; 14, NTV).

Dios todo lo hace bien, incluyendo nuestras imperfecciones. En cierta ocasión le preguntaron a Jesús por un hombre que había nacido ciego. Los discípulos querían saber si la ceguera era resultado del pecado del ciego o de sus padres. Jesús les respondió: «Ni por su propio pecado ni por el de sus padres; fue más bien para que en él se demuestre lo que Dios puede hacer» (Juan 9: 3). Tu total incapacidad es lo que te capacita para que Dios concluya lo que puede hacer en ti y por medio de ti. Te invito a que hoy mismo compruebes que tus imperfecciones son perfectas para inspirar y guiar a otros.

#Perfectamentemperfecto

 

Radio Adventista

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