Domingo 21 de agosto 2016. Matutina para jóvenes – La cura divina
«Los que han lavado Sus ropas y las han blanqueado en la sangre del Cordero» (Apocalipsis 7: 14).
Cuando Danny cursaba el segundo año de la universidad se propuso que de alguna manera formaría parte del equipo de baloncesto Cavaliers de Virginia. El 16 de marzo de 2014 los Cavaliers jugarían el partido del campeonato contra la Universidad de Duke; por tanto esta era la última oportunidad de Danny para unirse al equipo. La pregunta era: ¿cómo lo haría? Al darse cuenta de que la plantilla de entrenadores siempre vestía de traje oscuro y corbata naranja, Danny fue a Walmart, se compró un traje oscuro y una corbata naranja, y se vistió como si fuera uno de los asistentes del entrenador principal, ¿Y qué crees? Cuando concluyó la primera mitad del partido comenzó a caminar hacia la cancha y se sentó junto a los jugares del equipo. Como iba vestido de entrenador nadie puso en duda que lo era.
Al finalizar el partido un sonriente Danny estaba celebrando con los jugadores, estrechando las manos del entrenador de Duke y con la camiseta del campeonato encima de su traje. Finalmente, un guardia de seguridad se dio cuenta de que el muchacho era un farsante, pero antes de que de lo capturaran Danny logró escabullirse entre la multitud.
Danny lucía como un miembro del equipo, pero no lo era. ¿Será que hemos creído que ser cristiano es algo así como ser parte de los Cavaliers? Es decir, que podemos simular lo que realmente no somos. ¿Es ese tu caso? Si es así, entonces estás padeciendo una terrible enfermedad conocida como hipocresía espiritual. Sin embargo, quiero que sepas que hay una poderosa cura contra ese mal: «Yo te aconsejo […] que de mí compres ropa blanca para vestirte y cubrir tu vergonzosa desnudez, y una medicina para que te la pongas en los ojos y veas» (Apocalipsis 3: 18).
Para ser cristiano no tienes que ir de compras a una tienda ni imitar la manera de vestir del hermano José ni de la hermana María. Si de verdad quieres estar en el equipo de Cristo, entonces tienes que acudir a él para que coloque sobre ti el manto de su justicia. Sientes que no mereces que Dios te reciba! Entonces recuerda lo que dijo Jesús: «Los que vienen a mí, no los echaré fuera» (Juan 6: 37).
#LaCuraDivina