Lunes 13 de febrero. Matutina para jóvenes – “Duelo entre ángeles”
“Este gran dragón -la serpiente antigua llamada diablo o Satanás, el que engaña al mundo entero-fue lanzado a la tierra junto con todos sus ángeles” (Apocalipsis 729, NTV).
Allí, frente a frente, se enfrentaban trece caballeros franceses contra trece caballeros italianos. Este duelo es recordado como el Desafío de Barletta, y sucedió el 13 de febrero de 1503 en la ciudad napolitana de Barletta, en el contexto de la guerra de Nápoles. El enfrentamiento terminó con la victoria de los italianos, y los franceses tuvieron que pagar un rescate.
La batalla se generó por causa del noble francés Charles de Torgues, llamado Guy la Motte, que había sido tomado prisionero por los españoles. Después de beber abundante vino (¡cuántas escaramuzas y hasta asesinatos habrá provocado a la largo de la historial), acusó a los italianos de cobardes. Estos últimos, al enterarse de estas declaraciones, retaron a duelo a los franceses. Un igual número de caballeros de cada lado, enfrentándose por el honor. Este duelo épico fue luego fuente de inspiración para obras literarias y cinematográficas.
La Biblia nos cuenta que el conflicto cósmico que se originó entre Cristo y Satanás no quedó allí. En una gran batalla en el cielo, Cristo (Miguel) y sus ángeles se enfrentaron a Satanás (el dragón) y sus ángeles. ¿Cuál fue el resultado? “El dragón perdió la batalla y él y sus ángeles fueron expulsados del cielo” (Apoc. 12:8, NTV). La paradoja está en que, si bien Miguel fue el vencedor, él mismo tuvo que dar su vida en rescate por la humanidad.
Y, si bien ya hemos sido rescatados por la sangre del Cordero, todavía seguimos en guerra contra el dragón y sus ángeles, que se exiliaron en nuestro mundo y mantienen una batalla sin cuartel contra los hijos de Dios: “La batalla que libramos no es contra gente de carne y hueso, sino contra principados y potestades, contra los que gobiernan las tinieblas de este mundo, ¡contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes!” (Efe. 6:12, RVC).
Esta es una batalla dispar. Llevamos las de perder. Corremos con desventaja. Somos el lado débil. No hay punto de comparación. Sin embargo, si seguimos el consejo del apóstol Pablo, podemos pasar al bando ganador: “Manténganse firmes en el Señor y en el poder de su fuerza” (Efe. 6:10, RVC). Hay la fuerza de Cristo, hay poder. Si estamos en él, estamos del lado ganador.
Hoy, entrégate por completo a Cristo, y deja que él pelee tus batallas.