Martes 7 de febrero. Matutina para jóvenes – “Be preferencias y principios”
“Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado” (Hebreos 11:24,25).
Corría el período prebélico en los Estados Unidos y el tema candente de discusión era la esclavitud. Dado que la economía del Sur de los Estados Unidos dependía mayormente de la mano de obra de los esclavos, se oponían a abolir esta institución. El Norte, con otros Ingresos económicos, estaba más influenciado por la reforma social que se verificaba en toda la nación, principalmente gracias al Segundo Gran Despertar (movimiento religioso que se dio sobre todo entre anglicanos y metodistas).
El senador Henry Clay tenía grandes expectativas de llegar a la presidencia. Sin embargo, había quedado mal situado por su posición sobre la esclavitud. Había hablado en términos generales contra esta práctica. Pero tampoco se identificaba con los más radicales, que querían erradicar totalmente la esclavitud en el país, aun cuando esto implicara la utilización de fuerza. En este sentido, era atacado tanto por los del Sur como por los del Norte, y él sabía que eso no favorecía sus deseos por llegar a la presidencia. Ese 7 de febrero de 1839, Clay se vio obligado a clarificar su posición ante el Senado de los Estados Unidos. La tentación era grande de pronunciar un discurso demagógico, complaciendo a la mayoría; en lugar de eso, se mantuvo firme en sus convicciones. En este contexto, afirmó ante toda su audiencia: “Preferiría estar en lo correcto antes que ser presidente”. Para él, su postura era innegociable, aunque lo que se jugara fuera su carrera presidencial.
Hay ocasiones en que los principios del evangelio por los que intentamos regirnos colisionan directamente con nuestros planes u objetivos en este mundo. Si bien no somos de este mundo, vivimos en él, y los ámbitos en que nos movemos y en los que desarrollamos nuestras actividades se rigen por otros principios, o se caracterizan directamente por la falta de ellos. En contadas ocasiones podremos cumplir con los dos: nuestra conciencia y nuestros objetivos. Tal como lo dijo Norman Thomas, otro candidato a la presidencia de los Estados Unidos, parafraseando a Clay: “Preferiría estar en lo correcto antes que ser presidente; pero tampoco tendría problema en ser ambos”.
La triste realidad es que, muchas veces, nos encontramos ante el dilema de ser fieles a la Biblia y a nuestra conciencia, y renunciar a nuestros sueños, o avanzar con estos y traicionar a Cristo. Entonces, recuerda a uno de los héroes de la fe de Hebreos 11: Moisés, quien prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios antes que gozar de los deleites temporales del pecado. M8