Domingo 13 de noviembre. Matutina para damas – “Necesitamos a los demás”

Domingo 13 de noviembre. Matutina para damas – “Necesitamos a los demás”

«Hasta donde dependa de ustedes, hagan cuanto puedan por vivir en paz con todos» (Rom. 12:18).

“Nuestras relaciones con los demás son el indicador más confiable de nuestra relación con Dios”. Teresa de Ávila

EN SU PELÍCULA Annie Hall, el director y guionista de cine Woody Allen presenta una escena muy interesante. Ya al final del filme se oye una voz que dice: «El tipo va al psiquiatra y le comenta: “Doctor, mi hermano está loco. Cree que es una gallina”». El doctor le pregunta: «¿Y por qué no lo interna?». A lo que el hombre responde: «Lo haría de buena gana, pero necesito los huevos». Qué manera tan ingeniosa de decir lo que ya sabemos, que nos necesitamos unos a otros.

Sí, es cierto, todos tenemos defectos. Al pico de mi hermana le cuesta demasiado permanecer cerrado; con estas plumas que Dios me ha dado, mira que soy fea y torpe; las patitas de mi hijo son demasiado lentas, a veces me hace perder la paciencia; qué falta de tacto tiene mi jefe para decir las cosas… Pero, con defectos y todo, hemos nacido para vivir en sociedad. Somos seres sociales. Y en nuestra maestría a la hora de saber relacionarnos mostramos no solo nuestro nivel de madurez, sino también el tipo de relación que tenemos con Dios. Cuando vivimos por fe vemos a los demás como hijos e hijas de Dios, creados a su imagen, hermanos y hermanas nuestros de pleno derecho. Y en función de esta perspectiva, los tratamos a todos como seres dignos de respeto, paciencia, tolerancia y amor desinteresado. A todos, sin hacer acepción de personas.

En ciertas etapas de mi vida he probado eso del aislamiento, y créeme, no funciona. No podemos ser felices si nos aislamos. El único camino hacia la felicidad es aprender a aceptar a los demás como son; a aceptarnos a nosotras mismas como somos; y a desarrollar las herramientas y estrategias del diálogo eficaz, respetuoso y constructivo.

Las relaciones humanas son imperfectas porque los seres humanos somos imperfectos. Pero podemos aprender y mejorar en el trato con nuestro esposo, nuestros hijos, familiares, amigos, compañeros de trabajo y hermanos en la fe. Todo depende de nuestra perspectiva. Si es la cristiana, se puede.

La autora adventista ya fallecida Nancy Van Pelt afirmó: «La vida se enriquece enormemente cuando aprendemos, o mejoramos, el lenguaje del amor»;* no podría estar más de acuerdo. Como alumnas de la escuela de la vida, aprendámoslo, y mejorémoslo.

Radio Adventista

View all contributions by