Miércoles 15 de febrero. Matutina para damas – La senda sanadora del perdón
“No os acordéis de las cosas pasadas ni traigáis a la memoria las cosas antiguas.
He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz, ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto y ríos en la tierra estéril” (Isa. 43:18,19).
“Por tanto, si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a voso- > tros vuestro Padre celestial” (Mat. 6:14).
Ó Has sido alguna vez perdonada? Te sentirías bien, ¿verdad? ¿Has ofrecido perdón alguna vez a alguien que te ha hecho daño? Si eres como yo, puedes identificarte con estas preguntas. Todos hemos experimentado la realidad de ser heridos, y tener que tomar la decisión de si descendíamos o no por la senda del perdón.
Ahora bien, descender por esta senda solamente es posible con Cristo en nuestros corazones. Solos, encontraríamos imposible perdonar. Es un viaje que no somos capaces de realizar por nuestra cuenta. Dios sabe que separados de él no podemos enfrentar la “montaña rusa” emocional que acompaña a un proceso tan desafiante. En cambio, con su amor, podemos ofrecer a otros ese mismo amor, a través del perdón.
El perdón es una vía de doble sentido. Tanto la persona que perdona como la que es perdonada se benefician por igual del proceso. Se nos advierte, en la Escritura, que el recibir el perdón de Dios depende de que perdonemos primero a los demás. Y, de nuevo, solo podemos hacer esto con su ayuda.
¿Sabías que, de acuerdo con informes científicos, podemos experimentar mayores niveles de bienestar espiritual, físico, mental, social y emocional recorriendo la senda del perdón? Vamos a ver el porqué en pocas palabras.
Espiritualmente, perdonar a otros nos permite experimentar una mayor unión con Dios. No podemos lograrla si nuestros corazones están reñidos con nuestros semejantes.
Físicamente, perdonar a otros contribuye a que suframos menos problemas de hipertensión, ataques cardiacos, diabetes e insomnio.
Mentalmente, perdonar a otros estimula nuestros propios procesos de pensamiento positivo, y nos ayuda a aliviar los trastornos de ansiedad y la depresión. Socialmente, perdonar a otros restaura y fortalece las relaciones. Emocionalmente, perdonar a otros elimina el peso de la culpa… en ambas partes.
Señor, ayúdame a escoger hoy la senda del perdón.