Miércoles 8 de febrero. Matutina para damas – “El juego infinito”
“[El amor] todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”
(1 Cor. 13:7).
Conoces a Seth Godln? A mí me encanta. Hace unas semanas, escribió un conmovedor artículo sobre el juego Infinito. Fue leerlo y ponerme a llorar. El juego Infinito es el que seguimos jugando no para ganar o perder,
sino simplemente porque el camino a recorrer es todo lo que hay, y vale la pena.
flojita, para que el bateador pueda golpearla.
No se refiere a lo que pasa a largo plazo: conseguir un trabajo, un gran éxito, o .ilgo similar. Tiene que ver con la risa diaria junto a tu familia y tus amigos. Con esa cotidiana sensación de paz cuando te miras en el espejo y no sientes vergüenza los otros. En eso consiste el camino de la recuperación: en jugar al juego infinito. En eso consiste el duodécimo de los Doce Pasos de la recuperación: “Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar el mensaje a otros y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos”
Se nos pide que caminemos unos junto a otros, en nuestra recuperación. Que luchemos unos por la sanidad de los otros.
No se trata de completar tal proyecto ni de cumplir aquel objetivo de recaudación de fondos; ni siquiera de empezar un nuevo ministerio. Esas cosas solo importan por una razón: mantenernos en el juego. La meta solo tiene que ver, siempre, con ayudar al prójimo, o a la familia que vive al lado, a levantarse. Eso es lo que hacemos unos por otros durante el proceso de recuperación.
Dice Pablo: “Prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Fil. 3:12-14).
¡Ese es el juego infinito! Eso es lo que Dios nos llama a hacer.
¡Gracias por seguir jugando!