Miércoles 9 de noviembre. Matutina para damas – “¿Cuáles son mis derechos?”
«El Señor le contestó: “¿Te parece bien enojarte así?”» (Jon. 4: 4).
“La gente solo se preocupa por sus derechos. Recordarle que también tiene deberes y responsabilidades es un acto de valor”. Mahatma Gandhi
EN EL LIBRO DE JONÁS, Dios le hace una pregunta al profeta: «¿Te parece bien enojarte así?» (4:4), o lo que es lo mismo: «¿Qué derecho tienes a enojarte tanto por una decisión que he tomado yo, en mi sabiduría infinitamente superior a la tuya? Cumple con tu responsabilidad y punto». Esta exhortación debió haber llevado al profeta a reconsiderar su concepto de Dios y del mundo; a cuestionar sus propios prejuicios; y a replantearse hasta dónde llegaban sus derechos y dónde comenzaban sus deberes. ¿Cuáles eran más importantes?
En los tiempos que corren, en que vivimos sumamente preocupados por nuestros derechos individuales y muy poco conscientes de nuestras responsabilidades hacia Dios y hacia la humanidad, la pregunta de Dios es oportunísima. ¿Qué derecho tengo a ciertas actitudes, conductas y planes? ¿Pueden estar por encima de los deberes y responsabilidades que el Señor me ha indicado respecto a su creación y a sus criaturas? El siguiente escrito anónimo me ayuda a reflexionar sobre estas cuestiones.
«Tienes derecho a enfadarte… pero sin pisotear a nadie.
Tienes derecho a regañar a tus hijos… pero no a romper sus ilusiones.
Tienes derecho a tomar una mala decisión… pero no a quedarte estancada en ella.
Tienes derecho a pensar en el futuro… sin olvidar el presente.
Tienes derecho a buscar tu superación… sin dejar al margen tus valores.
Tienes derecho a triunfar… pero no a costa de otros.
Tienes derecho a inventar… pero sin olvidar a Dios.
Tienes derecho a vivir bien… compartiendo con los menos afortunados.
Tienes derecho a desanimarte… pero no a perder la esperanza.
Tienes derecho a la justicia… pero no a confundirla con venganza.
Tienes derecho a un mañana mejor… pero no cimentado en un hoy fraudulento».
Estoy pensando que quizás debo replantearme de nuevo cuáles son mis derechos en función de los deberes y responsabilidades que tengo primero hacia Dios, y que son infinitamente más importantes que mi manera egocéntrica de entender el mundo.