Domingo 16 de octubre. Matutina para damas – “A una Lidia moderna”
«Lidia […] vendía telas finas de púrpura. A esta mujer, […] el Señor la movió a poner toda su atención en lo que Pablo decía. Fue bautizada, junto con toda su familia» (Hech. 16:14-15).
“Los negocios sin ética no son útiles”. Alejandro Jodorowsky
NO SE LLAMA Lidia, pero se parece mucho a la que menciona el Nuevo Testamento. Es una de esas valientes mujeres que se entregan de corazón a Dios a la vez que cargan sobre sus hombros con una empresa. Esa mujer es mi madre.
Católica de toda la vida, mi madre fundó una pequeña empresa cuando se quedó viuda con tres hijas que alimentar. Años después, cuando su negocio gozaba de excelente reputación en su pequeña ciudad, su hija (yo) llegó a casa con otra religión. De acuerdo a esa nueva religión, de puesta de sol del viernes a puesta de sol del sábado nuestro tiempo es para Dios. Sabiendo el perjuicio económico y profesional que podría significar para ella guardar el sábado, mi madre tomó la decisión de cerrar, no solo el sábado por la mañana, sino también el viernes por la tarde. ¡El milagro de la conversión! A pesar de que tuvo muchas críticas al principio, sobre todo de su socia, hoy sus clientes saben de sus valores, y nadie se extraña ni protesta.
Tal vez llevas a tus espaldas la responsabilidad de una empresa. Cada día debes tratar con personas que no comparten tus valores, y ante quienes quieres dar testimonio de tu fe. Enfrentas los dilemas propios del mundo de los negocios. Desde los más pequeños (¿aceptaré esta invitación a cenar el viernes?, ¿tendré que beber un poco de vino?), hasta los más grandes (permitiré que me paguen con dinero no declarado?). Quizás dudas si bautizarte o no por las consecuencias que podría tener sobre tu futuro profesional. Tal vez llevas una doble vida para que nadie se dé cuenta de los límites que estás traspasando por mantenerte en ambos mundos, el de los negocios y el de la iglesia. Te digo algo: no son incompatibles; y si algún día lo fueran, solo debes tener claras tus prioridades.
A mi madre le ha ido muy bien. Goza de gran prestigio en su ciudad como mujer de principios (cosa que no abunda en el ámbito empresarial), y ha sido un pilar en su iglesia desde su conversión hasta hoy. Además, su posición como empresaria le ha permitido ejercer su cristianismo dando trabajo a personas decentes y necesitadas. Por eso yo la admiro, y admiro a todas las Lidias modernas.