Jueves 27 de octubre. Matutina para adultos – “Los reclutas – 5”
«Porque tú, Señor Jehová, eres mi esperanza, seguridad mía desde mi juventud. En ti he sido sustentado desde el vientre. Del vientre de mi madre tú fuiste el que me sacó; para ti será siempre mi alabanza». Salmo 71: 5, 6
¿CÓMO PODEMOS RECLUTAR a los jóvenes para la movilización del Mesías? Nuestra lista prosigue.
- Lleva a cabo un ministerio con ellos en la iglesia. Ha sido así desde el mismo comienzo, ¿no? Cuando no éramos más que niños, nuestro pasatiempo favorito era ir dos pasos detrás de papá o mamá con los ojos abiertos como platos (y una memoria muy retentiva) observándolos sacar brillo a aquellos zapatos o cociendo aquel pastel en el horno o reparando aquel motor. Y casi no cabíamos en nosotros cuando nuestros padres de verdad nos invitaban a apretar aquel tornillo o a sacar brillo a aquel parachoques. Así aprendimos todos sobre la marcha. Y también es así en el ministerio. Invita a los jóvenes a que te acompañen cuando diriges la escuela sabática infantil. Enrólalos como «directores» subalternos en tu club de Conquistadores. Haz que ayuden a los diáconos a recoger la ofrenda, a los que dan la bienvenida a la puerta, o al personal de megafonía en la cabina. Los educadores del mundo entero te dirán que la mejor enseñanza es modelada.
- Realiza un servicio con ellos en la comunidad. Según Ed Stetzer, el 66% de los jóvenes que acuden a la iglesia y el 47% de los jóvenes que no van a la iglesia «calificaron de sumamente importante para su vida la oportunidad de satisfacer las necesidades de los demás (local y globalmente)» (p. 111). Es decir, dan mucha importancia a lanzarse a cambiar las cosas más allá de los muros de la iglesia. ¿Te interesa el servicio en pro de los pobres y los marginados? Da a los adultos jóvenes que conoces la ocasión de acompañarte en la puesta en marcha de nuevos servicios comunitarios. La clave efectiva, recuerda, es hacerlo juntos.
- Ofrécete como voluntario a servirlos antes de que sean adolescentes. Según señalamos hace unos días, George Barna ha descubierto que la ventana más fructífera en la que llevar a una persona a Jesús se encuentra entre las edades de cinco y doce años. Por ello, para servir a los jóvenes no esperes a que sean adolescentes. Gánate su corazón pronto; conforma su mente mientras son niños. Moviliza su entusiasta disponibilidad para servir al Maestro cuando son niños.
«Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud» (Ecl. 12: 1). Pero cambiemos algo las palabras: «Acuérdate de tus jóvenes en los días de tu Creador». Todo el cielo está listo para movilizar a los jóvenes. Por eso, acuérdate de que, dado que Dios los necesita, te necesita especialmente a ti.