Jueves 24 de noviembre. Matutina jóvenes – Poderosa transformación
«El espíritu del Señor se apoderará de ti […], y te transformarás en otro hombre» (1 Samuel 10: 6).
El 21 de marzo del 2015 me encontré con Sandy Rodríguez. Sandy no es un personaje famoso, no ha hecho un descubrimiento científico. Es un joven como tú y como yo. Entonces, ¿por qué quiero hablarte de Sandy?
Ese día nos juntamos un grupo de amigos, y él contó a los presentes que yo le había sacado la decisión al bautismo cuando él estaba borracho. Todos me miraron con asombro, y yo les dije que era cierto, que convencía Sandy de que se bautizara cuando se hallaba bajo los efectos del alcohol. Todavía recuerdo vívidamente el lugar exacto donde hablé con él. En aquel tiempo Sandy tenía 14 o 15 años. ¿Qué futuro podría tener un jovencito de su edad, sumergido en las garras del alcohol? Su condición era tan deplorable que yo no podía esperar más tiempo. Solo el evangelio de Jesús le daría una mejor esperanza de vida. Así que no me contuve, le prediqué y le pedí que se bautizara. ¡Y él aceptó!
Por supuesto, varios se me acercaron para cuestionar mi decisión de bautizarlo. Decían que Sandy no estaba preparado, que esa decisión no sería permanente, que yo tenía que esperar a que diera «frutos». En fin, una retahíla de argumentos que procuraban evitar que Sandy entrara a las aguas del bautismo. No les hice caso, y lo bauticé. ¿Y qué ha pasado con Sandy? Por supuesto, ya no consume alcohol. Ahora Sandy es un líder de la iglesia. Aprendió inglés, está terminando la carrera de Ingeniería Electromecánica y, al mismo tiempo, está cursando una licenciatura en Matemáticas. El Espíritu de Dios transformó a Sandy en otro hombre.
La experiencia de Sandy evoca en mí estas palabras: «Pero Dios es tan misericordioso y nos amó con un amor tan grande, que nos dio vida juntamente con Cristo cuando todavía estábamos muertos a causa de nuestros pecados» (Efesios 2: 4-5). ¿Te fijaste bien cuándo fue que recibimos la vida? ¡Cuando estábamos muertos, es decir, sumergidos, en nuestros pecados!
Apreciado lector, con independencia de cuál sea tu condición, tu vicio, tu pecado, tú puedes entregarle tu vida a Jesús ahora mismo. Y el Dios que transformó a Sandy, también te trasformará a ti. No tienes que esperar más. Hazlo ahora, y no te arrepentirás.
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