Sábado 31 de diciembre. Matutina jóvenes – “En las manos del Padre”
«Yo sé a quién he creído» (2 Timoteo 1: 12, RW95).
Acabo de leer un artículo publicado en Adventist Review, escrito por Calvin Kim. El contenido del mismo gira en torno a las últimas palabras de algunos personajes célebres. Elvis Presley, el rey del rock, estaba disfrutando de una agradable conversación con su novia cuando le dijo: «Voy al baño a leer». Al ver que Elvis se demoraba mucho ella fue a buscarlo, y lo encontró muerto.
Yo tengo que escribirte mis últimas palabras. Pero como no quiero que esto sea lo último que leas de mí, me apropiaré del mensaje final que nos dejaron algunos de los personajes más encumbrados que ha tenido este mundo. Más que frases de muerte, estas palabras han de ser lemas por los cuales hemos de vivir.
Las palabras de Jonathan Edwards siguen teniendo toda la vigencia del mundo: «Confíen en Dios y no tengan miedo». Thomas Hobbes, el filósofo inglés, justo antes de morir dijo lo siguiente: « ¡Amigos míos, voy a dar un gran salto en la eternidad!». Immanuel Kant, el célebre pensador germano, declaró confiadamente: «No temo a la muerte, sabré morir, Les aseguro ante Dios que la siento venir esta noche. Alzaría las manos y diría: “¡Bendito sea Dios!”». Una de las que más me han impactado es la de Don Marcelino Menéndez y Pelayo, que mientras afrontaba la etapa final de una cirrosis atrófica, le dijo a su médico: « ¡Qué lástima morir cuando me queda tanto que leer!», ¡Es que leer es bueno, es saludable, es agradable, es un regalo del cual podemos disfrutar los vivo! El 16 de julio de 1915, mientras agonizaba en su lecho de muerte, Ellen White dijo: «Yo sé en quién he creído».
Sin duda alguna, las últimas palabras de Cristo constituyen el más noble ejemplo de cómo vivir: « ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!» (Lucas 23:46). Estas palabras nos enseñan que él murió de la misma forma que había vívido: dependiendo de su Padre. Esta frase nos habla de entrega, de sumisión, de rendir no solo lo que tenemos, sino todavía más: lo que somos.¿ En las manos de quién te encuentras tú? ¿En las manos de quién están tus sueños? ¿En qué manos has depositado tu esperanza? Es mi deseo que hoy, el último día del año, tú puedas decirle a Jesús: «En tus manos encomiendo mi vida».
#MisÚltimasPalabras #MiVidaesdelPadre