Lunes 12 de diciembre. Matutina damas – “Autodisciplina”
«No estamos obligados a vivir de acuerdo con nuestros propios deseos. Si ustedes viven de acuerdo a esos deseos, morirán para siempre; pero si por medio del Espíritu Santo ponen fin a esos malos deseos, tendrán vida eterna» (Rom. 8: 12-13, TLA).
“No tiene sentido que hables de tus prioridades. Tus prioridades hablan por sí mismas”. Eric Zorn
«AUTODISCIPLINA». ¡Qué difícil ponerla en práctica! Implica tal amor a Dios, a los demás y a una misma que a veces no parece alcanzable para mujeres de carne y hueso. «Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisierais» (Gál. 5: 17, RV95). «El espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil» (Mat. 26: 41, RV95).
Resulta fácil hablar de nuestras prioridades, creyendo que por hablar de ellas podemos convencer a cualquiera de que lo son realmente. Es fácil decir: «Leer la Biblia todas las mañanas debe ser nuestra prioridad». Pero cuando suena el despertador, nos parece imposible madrugar para nutrir el espíritu. Pero si lo que decimos que deben ser nuestras prioridades como mujeres cristianas no coincide con las que realmente mostramos al administrar nuestro tiempo, nos estamos engañando a nosotras mismas. No hemos alcanzado la correcta autodisciplina cristiana.
El día a día nos da constantes oportunidades de valorar si lo que hacemos coincide con lo que deberíamos hacer a la luz de la Biblia. Por ejemplo yo, para escribir este devocional, debo someterme a una estricta autodisciplina de escribir una reflexión cada tres días. Así, en tres años, estará listo. Pero qué largos son tres años. Y cuando abro la computadora, pienso: «Voy a leer mis emails». Después pienso: «A ver si encuentro en Internet el mueble que busco, pero más barato». Y más tarde recuerdo: «Hoy es domingo, en media hora dan ese programa que me gusta». ¡Mi autodisciplina no es suficiente! Tener claro lo que debo hacer y hacerlo son dos cosas distintas.
Si algo he descubierto es que la autodisciplina no es tanto cuestión de mi voluntad en las pequeñas decisiones del día a día, que forman finalmente mis hábitos, como de la voluntad firme de depender del que es Fuerte y Poderoso. Esa es la decisión que marca la diferencia: estar convencida de que él me dará la voluntad requerida para ordenar mi vida diaria en función de las prioridades que él indica, para llegar a ser una mujer virtuosa (ver Proverbios 31).