Sábado 24 de diciembre. Matutina adultos – «Los doce días de Navidad»
«De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna». Juan 3: 16
SI HABLAS INGLÉS, ¿has cantado alguna vez el villancico «The Twelve Days of Christmas» [Los doce días de Navidad]? La cancioncita no es solo interminablemente larga, sino desvergonzadamente materialista en su obsesión con la recepción de regalos. Desde 1984, la consultoría PNC Wealth Management viene calculando los costes de la Navidad por medio de esos doce regalos. Han calculado que si compras solo una vez cada artículo mencionado en la canción, te costaría 19,507 dólares. Y si compras los regalos el número de veces indicado por la canción, el total será de ¡128,886 dólares!
Entonces, ¿cuánto cuesta realmente la Navidad? ¿Cuánto se gastó aquella primera Navidad hace casi dos mil años? Veamos. Tenemos un carpintero autónomo y su prometida embarazada, ambos de la clase obrera, cuyos ingresos, sin duda, habría que calificar, en el mejor caso, de precarios. Por un edicto censal romano, la pareja cerró su carpintería (planeando volver en unos días) y viajó «A Belén, pastores», donde lo único que encontraron fue una cadena de letreros de «Lleno». Así que el Bebé de la mujer nació en la húmeda y maloliente oscuridad de una cueva de un patio trasero convertida en establo, su cuna fue un áspero cajón para el forraje del ganado, sus visitantes un variopinto grupo de humildes y toscos pastores que, asombrados, se inclinaron ante este Bebé que los heraldos angélicos declararon que era el Mesías. Pero, pese al pronunciamiento angelical, la pequeña familia de la que el Bebé era el tercer miembro seguía siendo pobre. Si no hubiera sido por los regalos exorbitantes de aquel grupo de sabios orientales, la familia jamás habría sobrevivido económicamente su huida a Egipto como emigrantes empobrecidos.
A no ser, por supuesto, que calculemos los costes desde el otro lado del universo: los costes astronómicos de Aquel que protagonizó toda la dación aquella noche de una sola estrella hace tanto tiempo. «Porque tanto amó Dios al mundo, que dio…» (Juan 3: 16, NVI). Pesebre de madera, cruz de madera, él lo dio todo. «El don de Cristo revela el corazón del Padre» (El Deseado de todas las gentes, cap. 5, p. 40). En Navidad vació por nosotros las cámaras de su tesoro.
La joven madre, rendida y exhausta por llevar sujetos a sus dos hijos y todas sus bolsas con las compras de Navidad, entró en el atestado ascensor. La obsesión de las fiestas le había pasado factura. Al cerrarse las puertas, soltó: «Al que inició todo este embrollo de la Navidad habría que buscarlo, lincharlo y pegarle un tiro». Desde la parte de atrás de la caja del ascensor, una voz respondió: «No se preocupe; ya lo crucificamos». Se dijo que el resto del trayecto descendente se podría haber oído el vuelo de una mosca.