Viernes 11 de noviembre. Matutina adultos – Las historias de los elegidos – 7

Viernes 11 de noviembre. Matutina adultos – Las historias de los elegidos – 7  

«Condujeron a Jesús al lugar llamado Gólgota (que significa: Lugar de la Calavera). Le ofrecieron vino mezclado con mirra, pero no lo tomó».  Marcos 15: 22, 23, NVI

¿PUEDO HABLAR CON FRANQUEZA? No puede defenderse bíblicamente el consumo el consumo de alcohol en la vida social. La única postura segura, respaldada por la Palabra del propio Dios, es la abstinencia. La muerte instantánea de dos de los hijos del sumo sacerdote, Nadab y Abiú (que entraron ebrios en la presencia de Dios), fue una enseñanza que Israel recordaría durante mucho tiempo. Y no es casualidad que, inmediatamente después de relatar el trágico fallecimiento de ambos, Moisés consignase la sombría advertencia de Dios: «Ni tú ni tus hijos debéis beber vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión, para que no muráis. Estatuto perpetuo será para vuestras generaciones, para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio» (Lev. 10: 9, 10).

«Pero yo no bebo gran cosa. Solo un sorbito de vez en cuando con una comida y unos amigos. Conozco mis límites». ¿Qué pasaría si el mundo funcionase con esa lógica? ¿Qué ocurriría si los pilotos empinaran el codo con la misma filosofía? ¿Qué tal si tu cirujano entrase aprisa a atender tu emergencia con «solo un sorbito»? En asuntos de vida o muerte, nadie pone en duda el peligro del consumo de alcohol. Entonces, en la vida, ¿cuándo es adecuado correr el riesgo de entumecer la mente y de perder la consciencia? ¿Los sábados por la noche?

Y, ¿qué decir de los que no saben que tienen una predisposición genética al alcoholismo y no pueden correr el riesgo de un solo trago? ¿Es el «todo el mundo lo hace» una razón sensata? Nadie necesita que llenemos esta página con las abrumadoras estadísticas del exorbitante costo social del consumo de alcohol en mortalidad, delitos, violaciones, destrucción de bienes, enfermedad y absentismo. ¿Beberemos socialmente lo que destruye? Si el consumo social de bebidas alcohólicas cuenta con la aprobación de Dios, ¿por qué fue elevada la abstinencia del vino por parte de Daniel y sus tres amigos a un modelo de apetito «íntegro» ante Dios? ¿Por qué prohibió Dios a través de Salomón aun probar el vino?

Sugerir que Dios quiso decir que simplemente no bebamos en exceso es igual de lógico que llegar a la conclusión de que su advertencia contra la prostitución significa sencillamente ¡que no durmamos demasiado con prostitutas! Un traguito o una noche son demasiado. Hasta para Jesús, que se negó a beber una gota de vino como analgésico. Al parecer, mantener abierta la mente para Dios veinticuatro horas al día siete días a la semana es la única opción segura y prudente para Dios y para nosotros.

Radio Adventista

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