Lunes 1 de agosto 2016. Matinal para adultos – El código «davídico» – 1

Lunes 1 de agosto 2016. Matinal para adultos – El código «davídico» – 1

«¡Cuánto amo yo tu ley! ¡Todo el día es ella mi meditación!». Salmo 119: 97

¿ME DEJAS QUE PROYECTE tres fotos sobre la pantalla de tu mente un momento? Dos no serán difíciles de imaginar, pero me pregunto cuál foto será la tercera.

Foto 1: ves un aula llena de niños musulmanes, arrodillados sobre esterillas, con su ropa protegiéndoles las rodillas dobladas. Es una madraza, escuela islámica conservadora que adoctrina a sus jóvenes. Todos los chicos leen el Corán, libro sagrado de su religión, y su cabeza cubierta se inclina hacia delante y hacia atrás al ritmo de su memoria y su recitación mecánicas.

Foto 2: un desconsolado rabino de barba rizada es rodeado por soldados mientras lo sacan por la fuerza de su sinagoga en un asentamiento judío en la Franja de Gaza. Deportado ahora de ese territorio palestino ocupado, ¿qué lleva el rabino con tanta ternura en los brazos? Fíjate con atención. Son los rollos sagrados del libro más santo del judaísmo: la antigua colección de la Torá, los Profetas y los Escritos. Los congregantes protestan mientras el rabino y su libro sagrado son llevados bajo escolta.

Fotos de las tres grandes religiones monoteístas de la tierra. ¿Qué proyectaremos en la pantalla de nuestra mente para el cristianismo? ¿Qué consideración tienen los cristianos hacia su Libro Sagrado? Quedé pasmado con los resultados de una encuesta que leí en el sentido de que aunque los estadounidenses, en su mayoría, se consideran cristianos, apenas la mitad afirmaron tomar sus decisiones morales en función de normas o principios concretos. Y de estos ¡solo tres de cada diez mencionaban la Biblia como fuente de sus principios!

¿Sería la foto 3 una imagen en la que apareciéramos tú y yo portando nuestra Biblia bajo el brazo al culto cada sábado? Me gustaría pensar que sí. Pero un sábado situamos Conquistadores en cada entrada a nuestro santuario para contar cuántos adoradores llegaban sin sus Biblias. Olvidando los números, baste decir que una foto de grupo en la que estuviéramos tú y yo en el culto no sería precisamente un retrato de nuestro Libro Sagrado en el centro ni en primer plano.

Entonces, ¿puede cambiarse la foto 3? Creo que sí. El Salmo 119, el capítulo más largo de la Biblia, puede ser denominado con acierto «Oda a la Palabra de Dios». Se trata de un poema acróstico: sus 22 estrofas comienzas con letras sucesivas del alefato hebreo, y cada versículo contiene «ley» o «palabra» o uno de sus sinónimos. El Salmo 119 es el apasionado canto de amor de David por la Palabra de Dios.

¿Un canto de amor por nuestro Libro Sagrado? Bueno, ¿por qué no? Después de todo, dada la vida actual, ¿no deberíamos los elegidos ser tan apasionados por su Libro Sagrado como otras religiones? Lee, simplemente, el Salmo 119.

Radio Adventista

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